miércoles, diciembre 02, 2009

Ojos sin voz.

La indiferencia se hacía mujer en sus ojos, avanzaba y se abrazaba a su lánguida figura. Siempre las mismas ventanas bajadas, dormidas, ensinismadas en cualquier pieza fría de metal; hoy tocaba ese salchichón que estaba cortando. Y ella, ahí, soltando su manada de palabras, intentando callar esa música de distancia, ignorando día a día esa voz desinteresada, esos ojos sin brillo, esos labios sin voz. Hasta que Eusebio le devolvió la alegría: trazaba hojas de mundos encantados, dibujaba soles en sus ojos, escuchaba con atención.

Hoy, el hombre del salchichón despierta. Ya no está la niña a su lado, lanzando su incesante cotorreo,que era la flor de la mañana. Las macetas están vacías y el frío le congela, se clava, le muerde, como un terrible cuchillo. Mira el cuadrado vacío de la pared y ve dos manos entrelazándose, acompañándose hacia un posible verano. ¿Será demasiado tarde para alcanzarlas?

4 comentarios:

χαμόγελα dijo...

muy bonito!
que majo el hombre del salchichon xd
besazos wp!

† Gidhe † dijo...

Se le fué al hombre. Ni hablar. Tal vez no es tarde, pero ya no es tiempo. Muy bueno.

Saludos

Rebeca Gonzalo dijo...

Siempre me teletransporto a otras dimensiones con tus descripciones. Un honor leerte. Un abrazo.

Pugliesino dijo...

Consigues cruzar ese velo de apariencia tras el que el mundo trata de ocultarse y leyéndote es si dibujaras sobre el lienzo la expresión con palabras. Ojos sin voz que escuchan.
Un abrazo y no se te ocurra cambiar ;)