miércoles, septiembre 15, 2010

Y si...


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- ¿Cuánto cuesta?- el viejo hombre del puesto me miró con cara atónita, una cara que parecía querer el beso de lo sempiterno, la música del viento inmortal.
- Mmmm... cuánto dinero; money, por favor- dije al tiempo que gesticulaba torpemente con mis manos, dibujando papeles ciegos, soles brillantes y apagados.
- ¿Dinero? ¿Qué es dinero?
Ahora era yo la que maquillaba mi cara de sorpresa "¿Acaso están todos locos?", pensé.
El anciano sonrió, despidiendo, emanando, C02 de afabilidad, una afabilidad que nunca parecía esconderse tras las palabras mudas de un secreto.
- Voy a contarte una pequeña historia.- dijo- Cuentan que un día vino El hombre de la luz, un hombre que muy posiblemente nadie vio. Se coló en el sofá de los seres; comenzó entrando por la nariz y expandió su aura curativa a cada extremidad de los cuerpos, a cada célula de vida y, después, después de la gran tormenta del cambio, cuando hubo conquistado todos los terrenos de la carne, aulló a los cielos, a la luna, al Universo, diciendo: "¡El dinero es la gran perdición del hombre! Declaro que a partir de ahora, manden las leyes del corazón. Las sonrisas serán el oro que engrose nuestros bolsillos, las manos, los gestos de gratitud exclamados, marchitos." Desde entonces, ningún niño ha muerto fácilmente en la calle; nadie se ha perdido en oasis desiertos de pan, comida y amor. Los viajes están al alcance de todos y, las estrellas de los diamantes, que ya no son sólo para unos pocos. Ya no existe la línea tajante y divisoria de la riqueza y la pobreza, e incluso parece que no se oigan los aullidos de la soledad; porque cuando alguien está triste, siempre hay alguien que le coge de la mano, aun vestido de misterio o sino, la risa amistosa del tiempo, que impregna el ambiente. El ser humano se pasa la vida buscando la felicidad, que puede que encuentre en sus éxitos, pero, que es más fuerte siguiendo la senda del corazón".
Finalmente, emitimos suspiros quedos de una despedida; tenía que volver a casa, sino mi padre se enfadaría. Lanzé una última mirada a ese mundo de inocentes duendes de sonrisas, de prados de generosidad, de bancos compartidos. Miré; dije mi "adiós" y me embarqué de nuevo, en el laberinto de Mi Mente. Fue apareciendo mi casa, sumergida bajo el agua de sirenas; apareció el espejo del hoy, la burbuja de una actualidad; mi/nuestra actualidad. Caía, de nuevo, el moribundo sol de septiembre. Caía y arañaba. Y Gritaron los colegios. Los coches de personas venían e iban, ajenas, misteriosas, enigmáticas. Vinieron las prisas. El remolino de movimiento. El torbellino de la infelicidad. Llegaron las noticias, los políticos, los cotilleos y las fronteras de los "no puedes", que se escurren entre los dedos, que se miran pero, no se tocan.
Una voz me dijo:
- Pero, dinero = control... equilibrio...- yo me pregunto hasta qué punto podría llegar ese control; ¿no mentirá al inscribir la bandera de su propio límite?
- Déjame estar, déjame estar, que esto es lo que yo soy ahora- gritó la realidad- Vuelve a los billetes. Vuelve a mí.
Pero, de la niebla surge un intruso: - Vale, lo sé... pero, ¿qué pasaría si...? ¿Te lo imaginas?

viernes, septiembre 10, 2010

El susurro de la naturaleza.



Resulta que subí a la montaña de un eco, de un eco sabio y aún tomé más consciencia de esta capa que nos envuelve, que nos funde, que nos arrulla en su manto naturaleza.

"¿Ves los copos de nieve que se mecen con el viento?", comenzó. " ¿Oyes el silbido del aire inquieto, el crujir de una estaca en su corazón? ¿Escuchas la cascada de las lágrimas?" De repente, ante mis ojos atónitos, el paisaje de invierno blanco, cambió rápidamente y fue dando lugar al vestido notorio de la primavera " ¿Sientes, ahora, el roce del pétalo de la alegría? ¿Notas la orquesta de trinos variados, las cosquillas de sonrisas?" El panorama, se volvió a transformar de nuevo, dando lugar al soporífero colchón del verano " Observa el bamboleo de las espigas de oro, la bola quieta del cielo, el sonido calmo y durmiente de una estabilidad. ¡Cambio!" gritó, al tiempo que daba una palmada, y el oro se trocó alfombra, alfombra de hojas caídas, de escalas de moteado que iban desde el amarillo al rojo "Nostalgia... camino de un comienzo..."sonrió y de nuevo, el día se hizo hielo y el hielo noche. "No, no quiero otra vez esto", dije al tiempo que me acomodaba incómoda en el asiento de mi abrigo. "No me digas que aún no te has dado cuenta que formas parte de esto" replicó y prosiguió:"No temas; el invierno siempre necesita una nueva primavera, al igual que la primavera necesita a su príncipe cogelado. Los cuchillos y mordiscos de nieve, las espadas de dolor, siempre inducen a un nuevo cambio y son necesarios para que éste se produzca. Mientras que la felicidad baila su danza de sueños, los menos llevan a las sendas de la rebeldía y crecimiento. ¿Acaso te crees que una primavera siempre es la misma? A sus árboles les viene bien podarse, quedar vulnerables en la soledad del mundo para que luego, sus cabelleras vistan aún más hermosas, más pudientes, más sabias y se maravillen con un nuevo renacer. Cada primavera es más bella que la anterior. Tú, amiga mía, también eres primavera, agua, sol, nieve. También eres árbol, vida... También te enfriarás en tu propia habitación y también florecerás con una nueva sabiduría ¡Eres ciclo! ¡Eres tornado en constante evolución! Y ojalá, amiga, esta evolución sea a mejor".
La voz marchó a territorios encantados de eternidad. Se desvaneció como cuando un faro vampírico se escabulle del día. Partió con mi llegada a la realidad. Atracó su barco en algún territorio desconocido, esperando quizás ser redescubierta. No sé si volveré a verla, ni si logrará ser avistada alguna otra vez. Pero, es seguro que nunca la olvidaré.