sábado, febrero 14, 2015

Carta XIX (San Valentín).

Querido:

Te escribo a estas horas de la noche porque pensé en no hacerlo, pero... ya ves... ¿No se supone que es tradición pensarse? ¿Crear danzas bajo la lluvia y canciones de "te quieros"? Lo cierto, es que nada de esas cosas serán para mí. Lo sé. Y me pregunto cómo serán esos olores, esos tactos, esos sabores: si serán húmedos como la lluvia o ardientes como el sol, quizás ambos; si clavarán sus uñas en el corazón, si, si... Solo puedo preguntar pues, nunca obtendré respuestas. Solo me podrán contar y sentarme en las gradas, mientras veo como otros bailan bajo la lluvia, como saltan... TODO LO QUE QUISE HACER YO...

Pensé en no escribirte ¿por qué? Porque ya no me quedan palabras, ni sangre en las venas, ni gotas de pensamiento. Solo tengo un pañuelo podrido en la garganta que me ahoga y no me deja hablar, el olor de la putrefacción meciéndose en la carne y un montón de recuerdos de basura. Sí, no puedo ofrecer primaveras porque en mi mente solo habita el invierno. No puedo escribirte palabras porque son como el hálito tuberculoso que se difumina en el aire porque no sirven de nada ¿qué puedo hacer? Repetirte las mimas figuras geométricas, buscar la manera de que me escuches, pero como me dijo alguien HAY VECES EN QUE NADA SIRVE DE NADA y aunque, lo intentara no lo escucharías.

Supongo que... tal vez, andas demasiado ocupado, brincando por los senderos del mundo, lanzando besos ahí donde no estoy. Supongo que para algunos es fácil, coger el coche, echar al perro y no volver la vista atrás. Debe de ser, sí, como ese instante perruno cuando uno, ve atónito el coche marchar y, entonces, el frío inclemente, aunque pudiera ser verano, le acribilla las entrañas y le parte el alma. Aprendí que las cosas deben de ser así y aún no logro encajar las cortinas en las ventanas porque el invierno me parece demasiado duro y me golpea los dedos y... me duele todo.

Bueno... si es que no te puedo escribir otra cosa: ya busqué las palabras en mi mente, pero hoy estaba demasiado oscura, créeme y llena de gusanos. Por lo menos, espero que te haya resultado original, allá por donde estés.

Aquí me quedo, mientras bebo las copas de tu ausencia, una noche más de mil lunas.

¡A tu Salud!

                      La Justiciera del Amor/Especialista en abandonos civiles