martes, agosto 31, 2010

Moonlight sequence.


Poco a poco, la sonrisa azul del cielo va recogiéndose, guardándose, en el armario del día después.



Va saliendo la cara milenaria de la luna - si os fijais veréis sus ojos y su boca- desplegando su sábana de noche.


Y suben y suben, cada vez más las cobijas de la cama, acallando el día, enmudeciendo los sentidos, los senderos de vida.



Y así es como llega la lumbre del sueño; la medalla de plata pende del cielo, coleccionando secretos, invitando a la agradable copa del descanso. Roza los terrenos de la piel con la caricia suave de su guante negro. Susurra sonidos de noche.




Pero, a veces, cuando asciende las escalas del cielo, se vuelve roja. ¿Será que siente vergüenza por un nuevo amor o, dibuja los planos de una desgracia? ¿Será el reflejo de los amantes que mueren en las ascuas de su pasión? Las voces conspiran, las voces del mundo y enyesan sus agujeros con una nueva creencia, porque al fin y al cabo, necesitan volar, coleccionar las llamas de ilusión, de un pasatiempo de vida, de pequeñas bocanadas de aire fresco.

Lo cierto, es que los ciclos de puntos de partida y de finales siguen imperturbables en el tiempo, ignorando los colgantes de oro y de plata que cuelgan del cuello de una inmensidad desconocida, las lágrimas de los ojos de las nubes, el genio despierto de un estruendo en el cielo, el revoltijo travieso de un remolino improvisado, el rugido del mar. La luna esconde su verdad en sus galas rojizas, mientras que sonríe en la complicidad de un silencio a las hadas de la fantasía y conspiración, que vuelan graciosas por el aire y hacen cosquillas en los corazones. Porque el mundo también necesita sus terrones de azúcar, sobre todo hoy en día, donde las almas se mueren de hambre, obligadas a seguir una estricta dieta de sentimientos y valores. Los polvos mágicos de quimeras ignoradas o verdades de misterio abren sus puertas, indicando otra manera de huir.

Allá, cuando los aullidos de la lúgubre realidad asesinaron los oídos y el alma de un pobre desconocido, éste aprendió a pintar con los pinceles de una nueva fantasía e ilusión, saboreando una de tantas exquisitas maneras de escapar; los chocolates de la mesilla se acababan de vez en cuando, haciéndole volver a la realidad, imponiendo el necesario equilibrio entre ficción y verdad pero, poco a poco se iba alimentando de algún que otro polvo de hada, porque de las fantasías también se vive. Algunos decían "Está como una cabra" pero, él pensó: "si esto es estar loco ¡que se quite la cordura!" Y es que cada uno puede ser el arquitecto de la autopista de su adiós.

Fotos de Lo Pagán. 2010.

jueves, agosto 19, 2010

Cursillos.


Lo Pagán, 2010.


A veces, unos amigos un tanto larguiduchos coronan las pequeñas charcas de sal de estas tierras mediterráneas con sus plumas de diamante, ópaco y rosa de Francia. Alguno que otro, no puede regalar las piedras preciosas de su presencia, al menos, de la misma manera; se envuelven, entonces, en un batín parduzco, grisáceo, alicaído, insípido: son los jovenzuelos; pero, nadie dijo que la flor dormida no pudiera florecer algún día, así que cuando alcancen la edad adulta, se vestirán del color de su sueño inacalzable. Mientras una voz sabia, el caminar silencioso del viento del tiempo les dice: " Calma. Todo a su debido tiempo. Despacito y buena letra".

Son unos excelentes limpiadores estos visitantes del verano. Con su pico de filtro, curiosa herramienta que han inventado con el paso de los años, separan el barro de su comidita, del producto de valor, saboreando hasta la última partícula.

Sea como sea, aunque una luz de existencia no brille más que otra, aunque no alcance la cumbre de la belleza, del éxito, no importa. El verdadero tesoro de una existencia no entiende de esas cosas: sólo del corazón y no hay luz más inmensa que la de un buen corazón. Si tu corazón duerme, inmunizado contra la nieve y el frío, quizás no sea demasiado tarde y se pueda despertar; sólo hay que pasar los semáforos de tu propio yo; saltar, brincar por los jardines exteriores del mundo propio; recuperar los valores perdidos de los que han nacido las quebraduras del alma.

Hoy, los corazones duermen, perdidos en un túnel de infelicidad e inconformismo, ¿será demasiado tarde para abrir sus ojos y mirar más allá de nuestro propio país del Yo?

No siempre es fácil alejarse de las colinas del Sólo Yo pero, no faltan los cursillos, escondidos en las brumas de un diario. Sólo el más habilidoso, el más despierto, el alumno con más interés, logrará aprender poco a poco esta difícil lección del alma, trazando siempre la herradura de un error pero, creciendo, creciendo por dentro; los demás, que tienden a ser haraganes o aún no han aprendido a despertar y se pierden en su única existencia, harán al mundo estar más lúgubre. La tendencia es una eterna tormenta de ingravidez: el mundo se ha dejado hechizar por el bosque encantado del Yo, del beneficio propio, del poder, aún a costa de que haya que aplastar a las pobres hormigas bajo un gigantezco zapato, por eso éste duerme, se cae, se desliza hacia la garganta oscura de una perdición. Pero, los aplicados alumnos, los que saben crear estrellas y agarrarlas con sus manos, conocerán el cielo hermoso en su propia habitación y con su luz será el alumbrado de la locura, del negro, del azabache. Su faro, no será suficiente para aniquilar toda la tenebrosidad insulsa del cielo pero, por lo menos, pintarán parte del cuadro de añil y allí las sonrisas anidarán en los árboles, el sol matará goteras, las gaviotas planearán sobre el viento... ¿Qué pasaría, entonces, si los faros inundarán el mundo?
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Aprovecho para dejar aquí una canción que me parece preciosa.


Te regalo una rosa, Juan Luis Guerra.

domingo, agosto 01, 2010

La realidad.

La gente enmudece tras los cristales de sus propios mundos. Es extraño: caminan ciegos con sus gafas de sol. De repente, una mota de polvo mece el viento y desdibuja una ausencia: es alguien, alguien que te pide un poco de atención, trayendo la cartera de un interés: quizás traiga una historia bajo el brazo, una historia de desgracia, de ánimo, de triunfo; puede ser que deambule perdido en la calle inquieta de la vida, buscando la dirección de una ayuda... Pueden ser un sinfín de cosas... El yo, siempre en el papel opuesto: toca la llama de la escucha, ser pañuelo, ser viento, risa, fuego, consuelo, paz... Pero, el ritmo de la música de existencia es inquieto: un remolino de viento, que despeina el cabello y cambian los papeles. Eres tú ahora, el que se ahoga, el que busca un cielo azul entre las bombas, una sonrisa compartida, un pedazo de historia... Cruzaste ya semáforos de las no gracias... Son tus lágrimas que buscan una almohada tierna de viento, un pedazo de tela compartido pero, no hay nadie al otro lado del teléfono, al otro lado de la oscuridad.

Ella sabía que no debía esperar nada a cambio, pero el hálito frío de hielo, con el golpear de los copos constantes de nieve y hielo de cuchillos, terminaron por cansarla y agotar sus fuerzas. Un día, bajo la luz de lámpara lo descubrió. Estaba sobre una mesa, guardando voces de un secreto. Cogió el libro entre sus manos y viajó, viajó hacia el paraíso, mentes, nubes de imaginación y de realidad no real. Ese día, descubrió un verdadero amigo y desde entonces, el mundo murió.

P.D: Sé que no debería estar aquí pero, regresé fugazmente y aproveché para escribir esto. Puede que de vez en cuando sea ahora una estrella fugaz. Saluditos.