sábado, diciembre 05, 2009

Nonsense.

- No pronuncien nuestros nombres. No tatúen corazones huecos en paredes de existencia - suplicaron las palabras, cansadas de ser usadas ,simplemente, para perseguir un claro objetivo que nada tenía que ver con la melodía de sus sílabas. Pero, la gente no las hizo caso, no las escuchó. Ahora, no son más que huérfanas de noches sin sol, pobres significantes sin significado, plumas ligeras de la nada. Ya no son poderosas brujas capaces de revivir poderosas máquinas como el corazón. Porque todas llevan el sello de la mentira, algo que por mucho que intenten ocultar, tarde o temprano sale a la luz. Porque el embuste cojea, se enlentece, pierde velocidad y acaba siendo destapado por las sábanas del tiempo.

Otra princesa, baja las escaleras del mundo. Sus ojos son dos charcas azules pero, seguro que él ni lo ha notado. Él se dispone, se prepara. Con una pose natural todo será mucho más fácil, sí. Ataca, tira sus flechas de terrones de azúcar. Pero, ella no le cree.

- Vaya suerte la mía. Otra resentida con la que me encuentro- murmura lleno de ira.

Ella ya sabe del terrible secreto de los vocablos, esa humedad vacía, esa nube muerta. Quizás siguió la dulce voz de una estrella guía, que la abandonó en medio del camino y la hizo perder el equilibrio.

Las palabras se ven atrapadas en el código de la simpleza. No son más que marcos vacíos, carentes de obras maestras. Las han succionado. Las han matado.

5 comentarios:

Esther dijo...

A veces, ya no sé ni quién soy. Resulto contradictoria y lo siento :( No sé lo que voy a hacer conmigo y lo siento mucho. Yo sé por qué lo digo... Que siga siempre la fiesta.

Saluditos.

Rebeca Gonzalo dijo...

Me parece sinceramente formidable. Permíteme que te felicite. No sé si te lo he dicho con anterioridad o no, pero éste es el relato que más me ha gustado de todos los que he leído por aquí, desde que te conozco. Créeme, me llevo un maravilloso recuerdo de palabras con este post. Un besote.

Dinorider d'Andoandor dijo...

medio oscurillo y triste lo sentí

AZUL dijo...

la falsedad duele tanto que aunque siempre va implicita debemos de aprender a reconocerla por autoprotección....aunque no sea lo mejor para el corazón debemos de cargar con una buena dosis de desconfianza para no volver a creer en las garras de la ilusion....y es una labor infinita...como el desamor...

Pugliesino dijo...

Las palabras hallan aquí un buen lugar donde se sienten plenas de libertad para poder expresarse, íntegras en su sentido y capaces de transmitir sin nada que lo impida la realidad que les rodea.
Eres Esther, y ello es ya un inmenso aval no para que te cuestiones sobre ti sino para crear y creer en tu propio camino.
Has ido venciendo todas las batallas así, no cambies!

Un abrazo y ánimo!!