Érase una vez un príncipe que no podía dejar de crear charcas secretas.
- ¿Qué te pasa?- le preguntó la mariposa de colores de sonrisas.
- Me siento muy solo.
- ¿Por qué? Estoy yo.
El príncipe lanzó su mirada de incredulidad y tras despedirse, siguió caminando. En su recorrido, se encontró con otro ser extraño, un manantial estrellado que, sabedor él de las voces del agua, le dijo:
- Me parece escuchar un ruido familiar - el joven empezó a inquietarse: pensaba que era un artista en eso de esconder aguas de tristeza azul.- ¿Pasó algo malo?
- No. Es sólo esta soledad. Me siento un fantasma.
- No es así. Yo te veo.
El joven agradeció la moribunda amabilidad y siguió trazando sus pasos negros e insípidos sobre la bola del mundo, hasta que se encontró con una ancianita muy sabia, muy sabia.
- No bebas demasiado de la tristeza. Te hace mal. - Ella siempre con sus extrañas palabras...
- Es que me siento muy mal, muy solo... Nadie me hace caso.
- Mira hacia atrás- dijo ella.
Al girar la cabeza, vio un monstruo terrorífico y cobarde, una sombra atada a su pie, que al saberse descubierta, enloqueció del miedo, bramó su desesperación y se perdió en los sonidos de la noche. Entonces, los paisajes cincelados con madreselvas, luces y arco iris de cristal volvieron a brillar allá en su firmamento, a salir del rincón de lo ignorado. También un castillo emergió de las profundidades del oceáno y decenas de manos lanzaron sus holas
- La Sombra es muy pesada. Volverá- murmuró la anciana.- Pero, cuando notes su presencia y duela y pique demasiado, date la vuelta y ahuyéntala, y tus ojos podrán ver otros campos.
5 comentarios:
No debería haber hecho esto a estas horas pero, no lo pude evitar.
Pretendía hacerlo un poco estilo infantil, pero...
Bea tuvo unas palabras muy sensatas conmigo. Gracias :)
Hay que hacer caso a la ancianita, aunque no siempre sea fácil. Siempre estará la naturaleza, tu familia, los ojos que te ven. Y hay que ir aceptando a los que no te ven. Pero, seguramente, nunca estaremos tan solos como pensamos o al menos en un momento de la vida.
Como siempre iremos cayendo en contradicciones, normal.. porque hay cosas que no están escritas... supongo.
Saluditos.
a hacer caso ala sabia ancianita!:)
ser príncipe es dificil, muchas cosas y muchas decisiones
No tiene por qué ser difícil, quizás somos nosotros los que lo complicamos todo, etc. Para mí no es nada difícil, viendo lo que veo. Dependerá de la persona tb. y sus circunstancias,etc.
Saluditos.
Qué bonito Esther. Paseando por tu blog, me ha llamado la atención el comienzo de este relato. Y me ha gustado mucho.
Es casi una fábula, no? Con moraleja y todo.
Muy bonito!!
otro besillo
Darka.
Publicar un comentario