viernes, junio 05, 2009

Frigorífico.



El sofocante calor con besos de verano ya rasga nuestras ropas y nos traspasa la piel. Y yo, dibujo pasos sobre el ardiente asfalto pero, acurrucando esta chaqueta entre mis brazos ¡Qué particular imagen! Porque conozco el terreno al que voy. Quizás la necesite, quizás no, pero siempre es mejor prevenir que tener que curar, eso dicen.

Esa biblioteca es una estancia larga, de un sólo piso. Las mesas y las sillas se disponen en dos filas lineales (derecha e izquierda), de forma ordenada como el firme paso de una marcha militar. Pero, cuando el verano abre sus brazos de sol, cuando abraza el cielo como un ave rapaz, esa habitación expira vientos de invierno; lo hace a través de unas rejillas de metal, un extraño y enorme aparato que ocupa gran parte de la pared. El aliento gélido da la bienvenida a la libertad y con la velocidad de Fórmula uno, arrasa con cada milímetro de materia presente. En ocasiones, una caricia de alivio fresco, se agradece cuando el bochorno te estruja entre sus manos de infierno, pero, cuando exhala un frío que acuchilla con sus dientes de glaciar, que hace erizarse cada pelo de tu piel, ya no es tan agradable. El enemigo de hielo conquista su pequeño imperio y con la mágica presencia del pasar del tiempo, crea un frigorífico, un frigorífico, sí: somos productos de las más diversas nacionalidades, formas y colores que dormitan en una espera quizás brumosa y que, ingenuos ellos, creen correr en contra del tiempo. Tos, tos seca y enferma, rocío de nariz, estornudos inoportunos; el enemigo está actuando pero, la gente apenas lo ve: la obsesión por el aire acondicionado les cegó la vista. Al menos, el silencio de esta biblioteca enmudece los susurros. Al menos, el letrero de "silencio, por favor" aquí es escuchado. Pobre letrero: normalmente es desterrado al monte del olvido e indiferencia; las voces sacan sus guantes de boxeo y lo echan a puñetazos. Y se siente sólo, extraño en el cristal, falso, anunciando lugares silentes cuando la realidad puede ser bien distinta.

8 comentarios:

Esther dijo...

Seguro que habéis estado en algún frigorífico de esos. Yo es lo que creo, que a veces se pasan con el aire acondicionado.

Y eso de en las bibliotecas no callarse o hablar alto lo veo fatal. Una vez, en una biblioteca de una uni, hasta vino un grupo turístico y todo XD, empezaban:

- Eso de ahí es la zona de literatura, aquí tenéis los libros de filosofía...

Es verdad. Increíble. Sólo les faltaba una cámara fotográfica a cada uno.

Saluditos a tod@s.

Patricia dijo...

Que arte tienes para relatar querida Esther!! yo te veo como una futura famosa escritora... de veras!!
"El enemigo de hielo conquista su pequenho imperio" esta frasesita (a demas de preciosa)le vendria bien a muchas ocasiones en las que viaje con el AC full y toda temblorosa, en este caso todos hablaban, estornudaban vestidos en mangas cortas como ajenos al clima del avion y yo, yo me congelaba!!
No entiendo, en fin...quizas en una biblioteca se siente aun mas mistico por el silencio y los libros brrrrrr
Me encanto tu post (as usual)
besos!!

Anónimo dijo...

Tu facilidad para escribir de cualquier cosa, para hacer una historia desde la nada, es asombrosa. Te admiro mucho, guapa. Vales un montón y dominas las palabras con mano experta. Sigue así y ojalá algún día vea tu nombre en pastas duras. Gracias por felicitarme por mi cumpleaños. Un beso muy fuerte.

Dinorider d'Andoandor dijo...

Allá con los climas tan extremos en la estaciones será necesario pero acá la verdad que el aire acondicionado antes me molestaba, ahora lo tolero bastante bien pero antes me daba dolor de cabeza.

Pugliesino dijo...

Magnífico artículo!
Bella y sutil crítica con un contenido veráz y una reflexión necesaria sobre un espacio, el de la biblioteca, que al menos como dices, allí el silencio puede escucharse.
Lo de los turistas ya fue la leche! xD
Muchísima suerte con los exámenes!!

abulico dijo...

el frio de las bibliotecas se sale de lo normal...prentenden que te enfermes para que no te presentes a los examenes y así cobrarte más dinero...

Un saludo!

Reithor dijo...

Qué duro es Junio para los Estudiantes, en lugares mediterráneos... Yo era rata de biblioteca esos meses, ahora ya sólo soy rata de laboratorio. Y también ponen el AC a toda pastilla.

Si, qué tiempos aquellos en la biblioteca, cuando la ropa de verano del sexo opuesto dificultaba mi concentración en mecánica cuántica.

Que vaya bien :)

Julius Contreras dijo...

Una vez mi viejo me invitó(debidamente abrigado, claro) al frigorifico de su ex trabajo. Hacía un fri de los mil demonios allí, ya que era una conservadora de productos perecibles.
En estos lares ya el invierno se siente, y es un frio húmedo, por lo que cualquier abrigo es en vano, ya que el frio siempre penetra hasta los huesos. Que hacerle, aquí nos tocó nacer y vivir. Un abrazo.