viernes, septiembre 10, 2010

El susurro de la naturaleza.



Resulta que subí a la montaña de un eco, de un eco sabio y aún tomé más consciencia de esta capa que nos envuelve, que nos funde, que nos arrulla en su manto naturaleza.

"¿Ves los copos de nieve que se mecen con el viento?", comenzó. " ¿Oyes el silbido del aire inquieto, el crujir de una estaca en su corazón? ¿Escuchas la cascada de las lágrimas?" De repente, ante mis ojos atónitos, el paisaje de invierno blanco, cambió rápidamente y fue dando lugar al vestido notorio de la primavera " ¿Sientes, ahora, el roce del pétalo de la alegría? ¿Notas la orquesta de trinos variados, las cosquillas de sonrisas?" El panorama, se volvió a transformar de nuevo, dando lugar al soporífero colchón del verano " Observa el bamboleo de las espigas de oro, la bola quieta del cielo, el sonido calmo y durmiente de una estabilidad. ¡Cambio!" gritó, al tiempo que daba una palmada, y el oro se trocó alfombra, alfombra de hojas caídas, de escalas de moteado que iban desde el amarillo al rojo "Nostalgia... camino de un comienzo..."sonrió y de nuevo, el día se hizo hielo y el hielo noche. "No, no quiero otra vez esto", dije al tiempo que me acomodaba incómoda en el asiento de mi abrigo. "No me digas que aún no te has dado cuenta que formas parte de esto" replicó y prosiguió:"No temas; el invierno siempre necesita una nueva primavera, al igual que la primavera necesita a su príncipe cogelado. Los cuchillos y mordiscos de nieve, las espadas de dolor, siempre inducen a un nuevo cambio y son necesarios para que éste se produzca. Mientras que la felicidad baila su danza de sueños, los menos llevan a las sendas de la rebeldía y crecimiento. ¿Acaso te crees que una primavera siempre es la misma? A sus árboles les viene bien podarse, quedar vulnerables en la soledad del mundo para que luego, sus cabelleras vistan aún más hermosas, más pudientes, más sabias y se maravillen con un nuevo renacer. Cada primavera es más bella que la anterior. Tú, amiga mía, también eres primavera, agua, sol, nieve. También eres árbol, vida... También te enfriarás en tu propia habitación y también florecerás con una nueva sabiduría ¡Eres ciclo! ¡Eres tornado en constante evolución! Y ojalá, amiga, esta evolución sea a mejor".
La voz marchó a territorios encantados de eternidad. Se desvaneció como cuando un faro vampírico se escabulle del día. Partió con mi llegada a la realidad. Atracó su barco en algún territorio desconocido, esperando quizás ser redescubierta. No sé si volveré a verla, ni si logrará ser avistada alguna otra vez. Pero, es seguro que nunca la olvidaré.

5 comentarios:

Esther dijo...

¡Somos estaciones! :D

Saludos :)

Dinorider d'Andoandor dijo...

creo que si

**kadannek** dijo...

Qué narración enternecedora!
A mí me encanta el invierno, junto con el otoño son las épocas que más disfruto, calan profundo en mi ser.
Pero concuerdo en que vivimos en ciclos constantes, todo es un ir y venir de las cosas en un ritmo incansable.

Tropiezos y trapecios dijo...

Imposible olvidar esa voz, ahora toca hacerle caso y ser aire, brisa, sal, césped mojado, olor a flores...

Ya sabes. Fundirse con el ambiente :-)

Un abrazo.

Oski.

Jordi M.Novas (Paniko) dijo...

La vida está en la tierra.