domingo, abril 27, 2008

Juan.



Se anudaba la corbata y una última miradita al espejo, mientras sonreía por dentro y fuera, con satisfacción. Así me imaginaba yo a mi personaje, antes de salir de casa.

Es tan fácil subir a las alturas, cuando se es un hombre de éxito... ...eso mismo le pasaba a Juan. Era muy inteligente y tenía todo lo que en esta vida se pudiera desear: un coche lujoso, una gran mansión, una mujer hermosa (recordemos que la belleza es subjetiva), un buen trabajo y tras de él, un buen reguero de reconocimientos y éxitos.

Hoy, era el primer día de clases en la universidad: un nuevo curso se iniciaba. Mientras los demás profesores comenzaban con un, por ejemplo:

- Hola, soy Mari Carmen Martínez y voy a daros la asignatura de derecho financiero. En este curso veremos...

Él decía:

-Hola, soy Juan. Soy licenciado en administración y dirección de empresas, diplomado en Gestión y administración pública, tengo el master en política y tengo la carrera de economía -eso siempre lo primero, no podía faltar, y después todo lo que tuviera que venir.

Juan iba por el mundo con pasos de gigante, mientras que los demás eran simples hormiguitas. Se conducía recto, espectante, seguro de sí mismo, con la cabeza bien alta. Yo conocía bien el mundo de Juan, ya que una vez yo misma pisé aquellas tierras pero, no duró mucho. Ya no puedo decir que las eche de menos y sí, me gusta el éxito pero, no la venda que se puede poner sobre nuestros ojos. Eso también le sucedía a Juan. Se paseaba de un lado a otro de la clase, pavoneándose como un pavo real, jactándose al extremo de sus conocimientos, sintiéndose en cierta forma una institución. Para demostrar hasta donde era capaz de llegar, no sólo se ceñía a explicar lo que ponía en los libros, sino que se iba por las ramas, aburriendo a sus alumnos.

Un día, se cruzó en el pasillo con un alumno. En cierta forma, era temido por los alumnos, ya que tenía un semblante de soberbia, seriedad, de persona exigente. Aquel alumno, no era muy brillante, al menos en su clase. Estaba pasando un momento de crisis depresiva, que intentaba sobrellevar.

- Qué. No estudias mucho ¿verdad?-le preguntó Juan, con gesto altivo y medio mofándose.

- No sé... - contestó el muchacho evasivo. Bajó la cabeza en gesto de humillación y apretó el paso.

En sus exámenes, suspendían más de la mitad. Él se limitaba a sonreír para sus adentros: para él, todo aquello era como una competición y nadie nunca había conseguido ganarle. Él era "the best forever!". En todo caso, en sus clases, siempre se preocupó de los más fuertes,de las grandes promesas de futuro, mientras que dejó de lado a los demás.

Una mañana, sucedió lo inesperado: Juan tuvo un accidente de tráfico cuando iba camino de la universidad. Nada se pudo hacer por él.

Una tumba solitaria habita hoy en el cementerio. Observo que unas ancianas con pinta de chismosas, seguro que conocidas de él, están cerca.

- ¡Era un chorizo y un ca@$#& - dice una en un arranque de sinceridad. Y esas palabras son las que quedaron: chorizo y ca@$#&.

7 comentarios:

abulico dijo...

ese es uno de los ejemplos de aquella maxima que dicen los mayores: dios castiga pero no a palos.

Menudo era ese Juan. Ya sabes lo que dice el refranero:dime de lo que presumes, y te dire de lo que careces.Asi que seguramente no era tan superlisto...o la tenia pequeña!jijijii!!

saluditos!!!

Anónimo dijo...

Se supone que una vez bajo tierra y en caja de pino, no necesitaremos a nadie, ¿no? Pero es muy triste que nadie acuda a despedirte...

Cada cual, recoge lo que siembra. ¡No queda otra!

La muerte de Juan estuvo vacía de gente que quisiera darle un último adiós, pero su vida estaba igual de vacía y, tal vez, porque él nunca se "rebajase" a ofrecerle un primer "Hola" a nadie...

Uysss... cuando escribo tanto es que la historia me ha hecho pensar (que normalmente es sinónimo de gutar mucho. En este caso se cumple la norma).

Te dejo un aplauso enorme por el escrito y otro besote igual de grande!! ;)

Lluvia dijo...

Y es que la sobervia y la prepotencia son dos de las más temidas enemigas del ser humano...
Por suerte en este lugar (a excepción de la descripción de Juan) brinda siempre todo lo contrario...
Tus letras hacen soñar, te lo he dicho muchas veces pero no me cansaré de reiterarlo.

Mil sonrisas.
ANA

markín dijo...

Excesos, siempre ocasión repudios. Acciones con reacciones. Hay criterio en cada uno para saber que se actúa bien o se actúa mal. Dónde estaría su criterio?

Hay una regla, muchas veces mal aplicada, "ganador, siempe debes sentirte ganador"; pero, olvida el detalle de de no imponer eso.

Esto, sabe a una cachetada en cada punto de soberbia latente en nosotros.

Chau.

Anónimo dijo...

Que triste...
Quizas no es triste para el, porque quizas ni cuenta se dé, donde quiera que este, si es que esta.
Pero es triste saber que una persona queda olvidada....

Val dijo...

Este es muy triste...
Y el de los gnomos... me mantuvo leyendo, muy atenta... realmente te pasó eso?? Wow!! Qué misterio... Tampoco creo mucho en esos seres pequeños... pero quién sabe! Quizás existan... yo al menos, nunca vi uno ni sé de nadie que los haya visto...

Pantalones chupines son esos pegaditos, chiquititos, que siguen la forma de la pierna, y abajo, en los tobillos, terminan muy finitos, del ancho de los tobillos! Y generalemente vienen de colores fuccia, violeta, turquesa, amarillo y colores así muy fuertes y vivos... :P No me gustan. Los prefiero rectos o un poquito anchos abajo... :)

Brujita dijo...

supongo que tuvo aquello que se merecia... la soledd eterna y el desprecio de los demás. Triste acabar así

Besines embrujados