viernes, abril 03, 2009

Pasó en un juego.

Aquel edificio era todo blancura, por dentro y por fuera, como si quisiera conservar dentro de la gran caja de ladrillos los últimos rayos de luz, quizás para prevenir la futura, mencionada y requetemencionada huida del mundo. Sólo algún que otro objeto aislado se empeñaba en interrumpir ese paisaje homogéneo, salpicándolo con motas de color. Si no fuera por ese ambiente semihospitalario, hubiera jurado que incluso era agradable. Todos los habitáculos parecían haber sido diseñados para encajar perfectamente en ese puzzle luminoso: la sala de bolsas de hematíes color escarlata; la de plasma, a una temperatura capaz de cortarte la piel...

El médico nos condujo a una sala de charlas. Parecía que de sus labios fuera a brotar un aburrido monólogo pero, no fue así: nos hizo viajar en el tiempo y con su brocha de palabras, como el gran artista hace, consiguió imprimir en nuestros rostros, sorpresa, horror, intriga... y fue así, como también me colé en ese agujero del pasado.

Ahora, soy un fantasma, un espía sin remedio, sin culpa pero, pecando igualmente.

Juan y Pepita ya están ahí, tratando de consumir los pocos minutos de la quizás inquietante espera.

-Todo sea por ayudar a otros- piensa él. Sí, donar sangre es una buena acción.

Una puerta se abre y aparece el médico, el mismo médico de la charla. El mismo.

- Puede pasar- anuncia. Pepita, sigue a su Juan, el Juan de su alma, con su colección de "te quieros", aunque él ni los miente, ésa que la sujeta, que la mantiene firme cada vez que desea huir. Pero, su procesión de devoción queda interrumpida.

- No, usted, no. Esto es confidencial - Pepita hubiera preferido entrar, enterarse de todo pero, la firmeza en la voz del médico la hace detenerse.

La puerta se cierra. Sentencia final. Una batería de preguntas, algunas incómodas, recaen sobre él sin piedad.

- ¿Ha mantenido prácticas de riesgo?

- No- y es un no.

El paciente va pasando las diferentes pruebas a las que le somete la persona de la bata blanca. Parece que es un buen donante: aguja, extracción. Sangre, sangre que pasará un control de calidad. Fin por hoy. Pero, aquella mañana, la voz de teléfono no para de sonar.

- Venga usted, por favor. Esto no se lo puedo contar por teléfono.

Venga usted, había dicho el doctor. Un sinfín de por qués y una preocupación ácida, agria, amarga martillean su cerebro, una, dos, cien mil veces.

Otra vez la misma sala, el hombre vestido de blanco, ese hombre que torpemente intenta modelar sus palabras como al tratar con un delicado jarrón de porcelana, con cuidado, con suavidad de algodón. Pero, no lo logra del todo. Esa frase terrible tiene que salir, íntegra, completa, con sentido.

- Tiene SIDA.

- ¡¿Qué?! Debe de ser un error. Siempre he sido muy honrado y he llevado una vida normal. Nadie en mi familia tiene SIDA tampoco ¡No lo entiendo!

- ¿Está usted seguro?

- ¡Que le he dicho que sí! ¿Cuántas veces tendré que repetirlo? ¡Es imposible!- y era un sí, un sí y un sí.

En el rostro de Pepita se refleja un sentimiento de culpabilidad.

- Quizás, te lo pegué yo. No hace mucho, me acosté con un tipo. No sé ni quién es.

Juan se para en seco. Su rostro, su gestos, su voz se han congelado en el tiempo, en este tiempo de máquina loca.

- Pe...pe...ro ¿Cómo pudiste hacerlo?

- Pérdoname, cariño. Sólo fue sexo. Nada más.

El asombro dio paso a un mohín de furia.

- Necesito irme- dijo él al fin.

Y salió dibujando patadas en el aire, como si eso pudiera apaciguar su rabia y su herida mortal.

Y sí, en efecto: ella también tenía SIDA; una prueba vale más que mil palabras.

11 comentarios:

Esther dijo...

Esa historia nos contó el médico y otras cosas muy curiosas e interesantes.

Parece que nunca le va a tocar a uno, hasta que pasa.

Saluditos a tod@s.

Dinorider d'Andoandor dijo...

Cada vez más usual: un cónyugue engaña a su pareja y encima le deja ese estigma.

Gente así debería automultiplicarse por cero.

Julius Contreras dijo...

Y yo que pensaba que Pepita era bien fiel por lo que decía la lectura. Caramba, a estas alturas, cuando se sabe que cualquiera la puede tener, no tener siquiera la precausión de usar un condón... es ya demasiado.
¿o es que acaso las autoridades de salud hablan en chino? ¿que parte no se entiende?. Un abrazo.

Brujita dijo...

el "pontelo ponselo" deberia esta algo más extendido...

besines embrujados

Lunaria dijo...

Todas las campañas que se hagan para concienciar a la gente son pocas.
Feliz finde.

Abril_de_otoño dijo...

por lo menos crea conciencia no? algo que salga, mientras no se olvide y se quede en solo eso, palabras,
un escrito intenso peor encesario,,
muy bien dicho,


besos otoñales


abril.

Pugliesino dijo...

Hay que seguir luchando,la enfermedad es enemigo de todos.

Que pases unas muy buenas vacaciones!!

Anónimo dijo...

Uffffffffff. Terrible, amiga. Hoy me dejaste sin palabras. La vida da giros inesperados a veces. Está claro que hay que ser responsables. Un beso muy fuerte y disfruta de la Semana Santa. ¿Cómo está tu hermana? Hace tiempo que no sé nada de ella. Cuidaros mucho las dos y dale recuerdos. Que la niña que llevas dentro todavía, se lo pase de maravilla en estas fechas. Cuídate.

Bea dijo...

Se te echa de menos mi niña. Esas conversaciones por el msn...

Espero que estes bien. Un besazo!!!

Patricia dijo...

Esta historia se repite por varios lugares de este mundo...lastimosamente muchas personas no toman en serio el logo "protejer es mejor que padecer"...
Me da pena, pero es asi.
Linda concientizacion amiga!
un beso,

Anónimo dijo...

Supongo que cuando alguien va a donar sangre solo piensa que van a sacarle sangre, se va a ir y seguira con su vida. Que horror enterarte de algo asi.

Hace tiempo que no pasaba por aqui. Saludos.