miércoles, septiembre 16, 2009

Adonde te lleve el viento.


Un tren, tren de aventuras y un sinfín de ciudades...

El hombre coincide con la mujer en el vagón. Ella apenas lleva equipaje. Los dos desconocidos se hacinan en el pequeño habitáculo, sumidos en su muda expresión y en su mundo de parajes desconocidos, cuando de repente, como queriendo sonsacar a esos dos extraños de las sábanas del silencio, comienza la conversación a hacerse figura, a volar, a hacerse patente.

- Y, ¿usted adónde va?- pregunta el hombre.

- No lo sé.- contesta la mujer.

- Pero, irá a algún sitio, tendrá algún plan... No se puede ir a algún sitio sin tener una meta, ¡tiene que haberla!

- No, se equivoca. No tienes por qué tenerla. Yo simplemente voy donde me lleve el viento... No hay por qué planificar nada. Yo voy en un tren y cuando una ciudad me llama, cuando escucho su voz acudo a ella. Varias veces, me he quedado a dormir en un tren...

- Pero, ¡eso es imposible! Ir a un sitio, así, sin ningún destino, sin ningún plan marcado...

- ¡Claro que es posible! Todo es posible. Debería proponérselo.

- No tengo tiempo. Vivo muy ocupado; soy político y ahora voy a una conferencia a París... Apenas he visto últimamente a mi mujer y a mis hijos y les echo mucho de menos. Encima voy con retraso ya... No sé por qué hoy el transporte va tan lento.- El hombre cincela en su rostro la cara de la desesperación y mira con impaciencia su reloj.- ¡Que aceleren ya! - dice en un último grito en el que sus inquietos nervios truenan en forma de voz. Nuevas dudas le asaltan: - Y, ¿cómo puede vivir así? ¿No echa de menos una cama? ¿Un hogar? ¿No siente que pierde el tiempo yendo así, de un lado para otro, sin saber exactamente adonde ir?

- Lo mismo me pregunto yo, ¿cómo puede vivir usted así, tan estresado? Y yo... perder el tiempo ¡jamás! ¡Si es estupendo! Ir así, al galope de la aventura, dormirme un día y no saber lo que me voy a encontrar cuando despierte... Siempre que me es posible lo hago.

El hombre mira con impaciencia hacia la ventana. Está enfadado, enfadado con ese maldito sistema de transportes, furioso, inquieto... Su corazón cabalga en sus pálpitos de aceleración, pisa con fuerza su pecho y la sangre camina frenética por las autopistas del estrés. El tren aminora la marcha. Para.

- Tome, cómprese un vaso de leche calentita, con buenas galletas y relájese.- La mujer ha extendido unas cuantas monedas hacia el hombre. Después, se ha dirigido hacia la puerta.

- Gracias. ¿Se va ya?

- Sí, la ciudad me llama. Piénseselo: siempre podemos cambiar nuestro estilo de vida.- Ella guiña un ojo y desaparece, se esfuma tras la puerta de la gran serpiente férrea.

El hombre se queda pensando arco iris secretos y luego, desaparece, al igual que el tren, el paisaje, la escena de luces... El libro se ha cerrado; se apagó el telón y a mí también me deja pensando, soñando durante unos instantes.

11 comentarios:

Esther dijo...

Ojalá fuera tan fácil... ¡aaay! ¿Lo será y somos nosotros los que no podemos evitar ponernos cadenas?

Saluditos a todos.

Dama Blanca dijo...

Todos toditos :P
¡Luego me paso a leer la nueva entrada, que tengo que irme y ya llego tarde con esto de daros los premios! Jajaja

Reithor dijo...

Las cadenas las pone el estómago muchas veces... y la Wendy de Peter Pan otras.

Me he quedado pensando que este era el tipo que inventó la linea de alta velocidad francesa hablando con Amelie :D

Moro dijo...

Me escuece y me indiga pero... tengo que darle la razón al hombre del vagón. Me escuece porque es político y creo que es peligroso darle la razón a un político. Me indigna porque, aunque sería maravilloso viajar sin rumbo fijo por la vida, me temo que es imposible tal y como está montado el chiringuito este que llamamos mundo. Y no me refiero al mundo como planeta, sino como sociedad. Nosotros lo hemos hecho así. No creo en los extremos. Sería genial encontrar el equilibrio entre el hombre y la mujer del vagón. Un término medio entre ambas vidas. No siempre viajar sin rumbo y dejarse llevar y no siempre ser presa del reloj y el stress.

Me gustó mucho el misterio del final que lo deja al servicio de la imaginación del lector. Me quedo con la idea de pensar en arco iris secretos.

Por cierto, yo pensaba que mi blog tenía entradas exóticas pero después de ver tu torre de Babel... Te das cuenta de que te leen en la Antillas Holandesas?? jejeje

Un saludete!!

Anónimo dijo...

Estoy contigo, nosotros tenemos mucha culpa de las cadenas que nos atan, aprisionando nuestros sueños y nuestros anhelos. Hay que liberarse. Me llenaste de optimismo. Un beso fuerte, guapa.

Maat dijo...

Pues sí que sería bonito hacer lo mismo que esa mujer... Pero lo cierto es que todo el mundo acaba como el político de tu historia.

Pero habremos de romper esas cadenas... tarde o temprano, pero lo haremos...

Un beso!

Unknown dijo...

ESTHER:
tu cuerpo
aparece
el hombre
cargando con su estatua
permanece
se aferra
por tu sombra

afuera la mañana
se desvanece
y se esculpe en la tierra
el sueño.

respetuosamente L.G.

Dinorider d'Andoandor dijo...

fácil nunca será

Yahuan dijo...

Y, ¿cómo pueden vivir así? ¿No echan de menos una cama? ¿Un hogar?

Yo pregunto igual, pero la pregunta se la dirijo a los dos.

abulico dijo...

Pero es que las prisas son tan malas... lo digo por experiencia.

Lo malo es que es un mal que se han convertido en algo casi necesario.

Besos!!!

Anónimo dijo...

He pensado tomar camino, tal como lo hace esa mujer... No tengo algo que me detenga realmente.
Pero lo cierto es que me aterra la idea.
Por eso esas historias quedan asi, en libros...(y blogs)