Borrón y cuenta nueva.

Hasta aquí, toda mi vida transité el mismo camino, recto, sin ninguna bifurcación. Un camino seguro de sí mismo. Allí, más allá del horizonte, mucho más allá de donde alcanzaba mi vista, estaba bien plantada la meta. Era fácil; lo único que tenía que hacer era correr hacia ella, o al menos éso parecía. Pero, un día, el suelo empezó a agrietarse y a llenarse de baches. Salieron agujeros y las tormentas contribuyeron al mal estado del sustento de mis pisadas. Aún así, como buena Tauro, me empeciné en seguir. Me topé con varios enemigos: una incipiente locura, la debilidad, la apatía, la tristeza, la vagancia, el desorden,la rebeldía, el sinsentido, la indisciplina...

Y como si de una experta en manejar el arte de la espada se tratara, los fuí venciendo, esquivando y burlando. Pero, la lucha no era nada fácil; después de cada batalla, me quedaba exhausta. Fuerzas, fuerzas eran las que escapaban de mi cuerpo y se convertían en nubes de vapor y esas nubes eran tan altas... ...por más que intentase e intentase agarrarlas, no podía.

El camino, cada día estaba peor; empezaron a aparecer grietas enormes y los agujeros se agrandaban tanto que parecían dar la bienvenida al agujero negro que amenazaba aspirarme como un enorme embudo absorvente. Paso tras paso, zancada tras zancada, salto tras salto ¿por dónde paso ahora? ¡Ah, sí! Por aquí. Así empezó a ser mi avance: miserable. La agonía se prolongo unos tres años. Hasta que un día ya era imposible seguir. Entonces, me percaté de que habían otros caminos, en mejores condiciones.Caminos que jamás me digné a considerar y que siempre desprecié con mi indiferencia. Ahora,me hallo dispuesta a marchar hacia un nuevo camino. Estoy parada. Lo miro inquisitivamente ¿será o, no será? quién sabe. Pero, cualquier cosa es mejor que lo de antes, al menos tengo nuevo terreno donde pisar. Quizás sea allí donde pueda recuperar las fuerzas y ánimos que unas manos indignas e invisibles me lograron quitar. Quizás sea allí donde todo pueda ser diferente, quizás, sólo quizás. Sino, iré entretejiendo caminos, considerando siempre nuevos aires, hasta encontrar el definitivo. De momento, ya vienen a mí los aires del cambio, no sé si para bien o para mal pero, lo sé; los estoy aspirando, presintiendo y sintiendo. Cambios, venid a mí, ya estoy lista.