lunes, noviembre 25, 2013

EL COCHE VOLADOR, MÁS CERCA.

El primer modelo podría salir en 2015.

Matilla y Vila han inventado el primer vehículo volador español, bautizado como Helikar. El prototipo podría aparecer en España en el año 2015. Se necesitan más de dos millones de euros para financiar el proyecto.  

Existen serias posibilidades de que el primer modelo se fabrique en el aeropuerto de Teruel, aunque también se considera México como posible candidato.

Fuvex, la empresa a través de la cual se ha desarrollado el proyecto, pretende presentar el primer modelo en el salón aeronáutico de Le Bourget  en 2015.

El vehículo pesará 600 kilos y medirá 6'5 metros de alto por 2'80 de ancho. Tendrá capacidad para dos personas y podrá cargar hasta 40 Kilos. La velocidad máxima será de 430 Km/h y funcionará con gasolina.
En un principio, Helikar se implantaría como vehículo de lujo y supondría una alternativa de transporte  a los helicópteros privados. También se ha considerado emplearlo en el campo militar.

El precio de venta estimado es de 250000 euros - el modelo básico- y 900000 - el de lujo.

Helikar supone una perfecta muestra de que la ciencia ficción se halla más cerca de convertirse en realidad. 

lunes, julio 01, 2013

Guerra.

Fuente de imagen aquí. 

Era un edificio lujoso en la ciudad de Burgos. Mi tío, un exguardia civil, siempre nos acogía. En realidad,  la razón que nos servía para visitar tan hermosa ciudad era el ir a ver a mi abuela. Yo era pequeña ¿Cuántos años tendría? ¿Seis? No lo recuerdo bien, pero sí otros muchos detalles se quedaron impresos en mi memoria como una estantería enorme que poseía, oscura, como la madera del nogal, donde figuraba, entre otros muchos elementos un arma enorme  sin cargar, entre varias medallas. El piso era bastante recogido y apenas me acuerdo del Sol entrando por las ventanas. Tal vez era de noche, pero lo que sí sé es que llovía; se ve que pillamos el cielo enfadado por aquellos días. Por la mañana, una tetera de porcelana con leche caliente, Cola-cao y unas cuantas galletas María nos recibían. Por un lado, nosotras, las mujeres, nos enfrascábamos en nuestras conversaciones –bueno, más bien mi madre: yo y mi hermana ¿de qué más podríamos hablar que de los muñecos de Pin y Pon?–  y los hombres en las suyas, con riesgo de acabar en tortuosos caminos de discusiones.

Yo era una niña feliz que cada verano podía, además, disfrutar viendo cómo se erigía la preciosa catedral de Burgos, visitar el río Manzanares, perderme por las calles de un pueblo o visitar su cementerio.

Mi mundo feliz, pero también recuerdo días ajetreados en los que mi padre comenzó a acudir a diferentes hombres de ley. Y un día dijeron que mi tío ya no nos quería más. Desde entonces, comenzamos a ir con nuestra tía. Había comenzado una guerra y como en  toda guerra que se precie siempre hay dos bandos contrarios y quizás algún que otro rezagado que no sepa bien dónde ubicarse y que incluso ni entienda el sentido de tales conflictos ¿Pero acaso sirven para algo? Yo nunca llegué al fondo de la cuestión, quizás era demasiado joven para entenderlo. Solo sé que fue por un tema de herencias: un mal que suele aquejar a muchas familias. Por suerte, en nuestro bando, siempre trataron de enseñarnos a no dar excesiva importancia al dinero; quizás sabrían que eso es un quiste que puede llegar a destruirte.

miércoles, enero 16, 2013

La mala magia.

No sé si existen otros tipos de magia; aunque bien dicen que cuando el agua suena seguro que hay una cascada navegando entre las rocas. No suelo ser diferente al resto, salvo por alguna pequeña excepción que no voy a contar ahora. De lo que no era bien consciente era de que existía otro tipo de magia, una magia que parece que tengamos todos. Un día, un brujo divino me hizo darme cuenta de esta realidad, mostrándome una varita mágica de cristal tan transparente, que ni siquiera me había dado cuenta de que la estaba tocando con mis dedos o que, cuando estaba en reposo, siempre andaba conmigo, en el bolsillo de mi corazón. En realidad, ¡la había estado usando toda la vida! Y supongo que vosotros también. Veréis, cada vez que yo tomaba una decisión y, en consecuencia, actuaba de determinada manera, ella estaba ahí. Puedes decidir si esto es blanco o es negro y seguir un determinado camino. Cada nueva situación que se presenta es un reto, la bifurcación de una vía, aquel punto de dicotomía en el que tienes que ver por dónde seguir. Y ese camino conllevará diferentes cosas, diferentes a las del otro sendero.

Me hallo aquí con mi varita de cristal. Un largo lago se extiende ante mí y aquí, sentada en esta piedra, contemplo las ciudades que un día visité, creé, compartí; cada enigma humano, cada sonrisa, cada comportamiento indescifrable y matemático, que aun así, ilusa de mí, intenté descifrar. También las situaciones tormentosas, que no admitían momentos de paz, tan grandes que todo lo envolvían, todo ese mundo, sin las que él, posiblemente no existiría. Siempre actuaba con mi varita; incluso el quedarse parada en un Stop era una elección. Dirigir ese instrumento mágico de una forma u otra es lo que hace la vida, es tan necesario y tan adherido a las constantes vitales como el respirar. Sí, agachada contemplo la ciudad del ayer y otra situación más que no pude controlar. Porque no crean que tener una varita te hace Todopoderoso o, ¿alguno de vosotros habéis disfrutado de esa sensación? Yo, por mucha magia que tenga, por mucha capacidad que posea para modificar todo a mi antojo... Yo... ¿de qué te sirve ser poseedor de este inmenso poder si no lo sabes utilizar? Lo último fue que creí estar creando flores de cielo cuando lo único que conseguí fue lluvia, una lluvia maldita que me mojó todos los pantalones, todas las entrañas de mi ser.  Bueno, ésta no fue la única vez que esto pasó y seguro que si hay algún brujo chapucero como yo - si es que existen los que nunca fallan o los maestros o como quieran llamarles- tiene idea de qué estoy hablando. Yo pensaba que lo estaba haciendo bien: no veía nada incorrecto en todos mis movimientos, ninguna ofensa, nada, pero de repente, una vez más no obtuve los resultados esperados. Tantas veces me pasó lo mismo... que ya no puedo recordar número exacto alguno, os lo aseguro. Tantos campos diferentes con los que poner en práctica esta magia y tanta inmovilidad ¿No os ha pasado que cuándo estábais en el momento presente, en el mismo momento vívido del acto, no supísteis utilizar vuestra magia? Quizás fue un témpano de hielo que rodeó vuestro brazo y os paralizó, no sé muchas cosas. A veces, miro hacia atrás y pienso que ojalá hubiera sabido manejar mejor la situación. En muchas ocasiones no sé si fuí sólo yo, el maldito brazo inmovilizado o qué sé yo, y por lo tanto, varita ineficaz; un brujo también torpe o todos esos elementos a la vez. Pero hoy sólo puedo mirar al pasado, lanzar despedidas al viento, una a otra, escribir un sangrante "adiós" que quizás se transforme en paloma, persona o gaviota; ¡tantas cosas podría ser! No puedo más que hacer esto y desear que todo hubiera sido diferente; aprender y reaprender a mirar al otro lado con indiferencia, aceptando y reaceptando lo que es, lo que fue y lo que posiblemente nunca será. Porque dicen que pocas veces el lago saca su puente escondido para permitirte el paso al otro lado de la orilla. Pocas historias conozco así de renacimiento ¿Cuál es el porcentaje de tal posibilidad? Sólo espero encontrar un portal del tiempo, un algo, para poder regresar, para poder disfrutar, aunque fuera por un momento efímero de todo aquello que perdí; acurrucarme en un cuerpo frío, tal vez en secreto (despacito sin que nadie se enterara, ni siquiera él), regodearme en risas perdidas, opiniones de ser y esas voces trazadas de forma tan particular; disfrutar de aquellos seres que mi ahora presente, me demostraron que son efímeros, como las estrellas fugaces que cruzan el cielo y se van; tal vez, hacer chocar mi cuerpo contra un muro blanco como la Luna y pensar, pensar que nada cambió; aprender a disfrutar de todo eso, sabiendo ya de por sí, que mi tiempo con ellos es limitado pero, quedarme ahí para siempre y no conformarme con el recuerdo en un corazón. Si pudiera, me quedaría allí, donde todo era diferente. Y me digo una y mil veces, que algún día descubriré la manera de hacer un agujero en el espacio para quedarme allí. No me quites ese vago prisma de ilusión. Un destello. Un suspiro, para olvidar que tantas cosas que se fueron para, quizás nunca más regresar. Sí, observo esta maldita varita y vuelvo a hacerme la misma pregunta repetitiva ¿de qué sirve tanto poder? Lamentos por la mala magia que hice y que puede siga haciendo, lamentos que no sirven de nada, pero que una vez llenan el corazón de un otoño gris.