martes, diciembre 23, 2014

Carta XVI (Navidad).

Querido:

¿En qué punto del mundo podría escuchar tu voz? ¿En la playa? ¿En un alcantilado? ¿En los besos de la tierra? Porque eso es lo que me hace falta: quiero la voz de tus besos.

Desde hace semanas oigo la Navidad ¿Oíste sus notas en el tintineo de los comercios?
¿En el árbol de Navidad? ¿En el villancinco ahogado por las charcas de la modernidad? TU AUSENCIA, TU AUSENCIA...

Hoy salí como niña traviesa. Imagino que desde algún lugar del cielo, observarías esa acción oculta y me deshice de todos esos dulces y ¡los mandé al infierno! Y si no me viste ¿al menos me sentirías? Poséeme en el bullicioso silencio de un pensamiento. ¡Poséeme en un pensamiento, por favor!

Querido, he de decirte que gracias a ti, me canso de la Navidad. Nunca estás cuando yo estoy; ni me sientes cuando duele. ¿O acaso sí que estás? Rara vez hay montañas donde los silencios se pronuncian demasiado. Debe de ser imposible ¿sabes de eso?

Y mientras tanto, pienso que me encantaría sentirte en el viento de las olas de mi pelo, sentirte y darme cuenta de ello, PORQUE PARECE QUE ESO ES LO ÚNICO QUE PUEDO TENER.

Incapaz, incapaz soy de decir "Feliz Navidad", esta noche. No poder pronunciártelo duele demasiado y más no poder oírlo de tu propia voz. SER DE NOCHE DEBERÍA SER ALGO A LO QUE ACOSTUMBRARME, que me vistan de noche, incluso en mis propios cumpleaños. Y las palabras, las palabras de FELIZ NAVIDAD están demasiado usadas, demasiado... No las usaré esta noche, pero a ti, querido, sí que te las desearé de corazón porque SI ERES TÚ, SÉ QUE NO ME ABANDONARÁS, TÚ, NO.

Ojalá pudiera darte ya esta carta traducida en besos de caricias y presencias y más allá aún, en forma de peines de dedos entrelazados entre los tuyos para decirte que, una vez que nos veamos JAMÁS TE SOLTARÉ. Y aunque pudiera escribir miles de silencios, es la única forma que conozco de decir: "Te amo, te amo DE VERDAD". Porque miles de palabras pueden volar por el cielo, mas su música la tapan los segundos. Querido, si tú me dejaras...

De momento, solo me queda desear que pase rápido la Navidad. Hundirme bajo un letargo compartido con terribles trozos de realidad.

Tu querida, vestida de noche que,  hoy, ahora, PUEDE QUE QUIZÁS SOLO ESTA NOCHE, aun tiene algo de fuerzas para, aun así, aun con el pago de tu silencio, ESCRIBIR "FELIZ NAVIDAD" EN TU CORAZÓN.

                                                          La justiciera del amor, Dama de noche.


jueves, diciembre 18, 2014

lunes, diciembre 08, 2014

Carta XV (Perdóname).

Querido:

A veces, he creído sentirte en el infinito de este mar cibernético. Aquí me hallo de nuevo, viendo pasar las horas muertas, aunque haga miles de cosas, aunque el humo de las paredes me acose y me haga sentir obligada a cumplir mis compromisos. Una nube de dispersión me lleva a PENSAR EN TI, aunque ni siquiera tenga tu imagen. EL ASPECTO DE LOS CUADROS YA NO IMPORTA, SINO EL SONIDO DE SU VOZ. Y aunque tus CASCADAS SE MUESTREN DORMIDAS, creo intuir la melodía de una hermosa canción ¿podría ser italiana? Ya no lo sé. No sé qué lenguaje tienen las notas del alma. Solo deben de intuirse como los suaves ríos de esperanza.

Ojalá te hubiera conocido. Me hallo entre estas cuatro paredes, puede que escuchando lo que me quieren decir, pero a veces siento el deseo de volar. Quedarse sobre el tronco de tu árbol debe de ser una bonita idea para sentir cómo sube y baja tu respiración o quizás, solo SENTIRTE CERCA Y CERCA Y MÁS CERCA, y sentirte cerca se podría lograr de varias maneras. Pero... querido,sé que para llegar a ti tendría que superar otro tipo de guerra: el General, me dice que cuando esté preparada debo llamarte al teléfono para darte un aviso. Qué terrible me resulta esto. NUNCA FUI VALIENTE PARA LLEVAR A CABO ESTA GUERRA. Mi discapacidad para emitir señales sonoras nunca la logré superar. Esos Generales nunca lo entendieron; el mundo no entiende esta disfunción, pero mándame señales de humo y te responderé. Sería bonito poder escuchar tu voz pues, ya solo oír tu presencia sería una bonita canción.

Y por lo que me resta, querido, solo me queda mandarte señales defectuosas de humo, allá donde estés.

Tu querida, que te quiere,

                                                   LA JUSTICIERA DEL AMOR.

sábado, diciembre 06, 2014

Preguntas extrañas e interesantes.

Navegué por la red y encontré esto y una vez más, rememorando viejos tiempos, se me ocurrió tratar de contestarlo.
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1.-Si quedaran solo 24 horas para que ahora si terminara el mundo, ¿qué harías? 

Aprovechar a quedarme abrazada a ÉL, si existiera o simplemente, pasar las últimas horas en su compañía, haciendo cualquier cosa sencilla, como, de momento, no tengo esa suerte, disfrutar del calor de mi familia y de aquellas personas que me aprecian de verdad.

2.- ¿Quién es tu primer amor?

No coments. Qué pérdida de tiempo.

3.-¿Vivirías en unión libre? 

¿Unión libre? Qué es eso. Una relación tiene que tener compromiso y por supuesto, fidelidad, sino... ¿qué es? ¿Acaso eso tiene algún futuro? Si te juntas con alguien es porque quieres intentar algo serio, sino ¿para qué? Yo no empiezo relaciones que valen un 0. Si es algo, tiene que ser real.

4.-¿Te gustaría casarte? 

Sería bonito y si me lo pidiera alguien al que amara, no me negaría, pero por otra parte, soy tendente a pensar que es demasiada complicación y estrés tonto (vestidos, a quién invito...); si quieres formalizar más las cosas, a varios niveles, en todo caso, quizás sería más práctico un matrimonio por lo civil: total, al fin y al cabo son solo papeles. Por supuesto, si a mi futura pareja le hiciera ilusión, también lo haría por verle sonreír pues, su sonrisa, me haría feliz a mí si estoy a su lado. :)

5.-¿Adónde irías de luna de miel?

París debe de ser espectacular... pero... en general, a cualquier parte donde pueda estar con mi amado, incluso, si no hay luna de miel, con tal de quedarme con mi amado, tampoco me importa mucho, pero si haces un viaje, claro, no niego que mejor ;) Eso me encanta :)

6.-¿Qué tan lejos llegarías para satisfacer un deseo? 

Hasta donde las circunstancias y mi ánimo me permitieran. No es fácil y muchos se me quedan en la tintorería. El tren se va... y siempre me debo conformar con un "adiós".

7.-Que es lo que nunca podrías hacer aunque te lo pida la persona que mas amas? 

Matar a alguien.

8.-¿En una relación de amor que importancia tiene para ti el sexo? di un porcentaje (70%, 80 %...): 

50%

9.-¿Te atreverías a vivir una aventura intensa de unos días? 

Sí, depende de a qué tipo de aventura te refieras también.

10.-¿Qué te excita mas en una mujer, u hombre? (según el caso) 

Saber que está loco por mí, aunque se lo calle. Nada físico. Si supiera que su corazón late fuerte tan solo con saber que estoy cerca...

11.-¿Qué lugar te excitaría mas para tener sexo? 

No sé. No me he parado a pensar en ese tipo de cosas, pero por favor, ¡que no hayan moros en la costa! Solo él y yo, en absoluta privacidad.

12.-¿Por tu familia podrías llegar a matar? 

No, no lo creo.

13.-¿En que país te gustaría vivir?

España, aunque a cualquiera me adapto, siempre que no hayan peligros. Si tuviera que cambiar el país, por lo menos, que pudiera ver algún día de mi vida el sol. Si es país cálido, mejor, pero ¡que no afixie!

14.-¿En qué país nunca vivirías? Afganistán, por ejemplo, al menos por lo que he visto en la documentales, etc.

15.-¿Crees que haya vida en otros planetas? Sí.

16.-¿Cuál es tu sueño mas recurrente? Cuando sueño, son cosas muy variadas y tonterías.

17.-¿Cuál ha sido tu peor pesadilla?

Un bloguero aparecía frente a mi cama como el genio Aladín, era malvado y me dieron como ataques por el cuerpo y lo peor es que no me podía despertar y parar todo aquello. Lo pasé fatal. También lo pasé mal una vez que me quedé dormida en el sofá y supuestamente, me levantaba, andaba por el pasillo hacia mi habitación, pero de repente me daba cuenta de que no me había movido del sofá. Me levantaba otra vez... Estuve así, no sé cuántas veces. No me podía despertar.

18.-¿Qué harías si te ponen los cuernos?

 Dejar a esa persona. Si me ha hecho eso, vale un 0. para mí. No me ama y no hay más que hablar.

19.-¿Has estado al borde de la muerte?

Sí, varias veces.

20.-¿De qué religión eres? 

Por nacimiento, católica, aunque tengo mi propia concepción sobre la existencia humana, tras mucho meditar y razonar... Para mí tiene más sentido eso.

21.-Le darías tu num. de teléfono a alguien que acabas de conocer? 

Difícilmente.

22.- ¿O le pedirías su numero?

JAMÁS.

23.-¿Le dirías a alguien que acabas de conocer si te gustó? 

No.

24.-¿Tienes amig@ con derechos? 

No. Eso es una basura. Lo detesto.

25.-¿Tienes un amor platónico?

No sé qué decir. Creo que no.

26.-¿Te importa el dinero?

Lo justo para poder vivir.

27.-Si hubieras sido un animalito ¿cuál te hubiera gustado ser? El perro.

28.- ¿Donarías tus órganos? 

No lo creo. Lo pensé, pero hay algo que me retiene... Me da mucha cosa.

29.-Has donado sangre? Sí.

30.- ¿Alguna vez has tomado? Sí, unas dos veces en toda mi vida.

31.-Te emborrachaste?

No. No sé lo que es estar borracha.

32.-¿Qué te parecieron las preguntas?

Bien. Salvo alguna, no me costaron mucho de responder.

lunes, diciembre 01, 2014

Carta XIV.


Burgos nevado. Fuente de imagen: http://unapalabraunmundo.mforos.com/1985795/10943643-ciudades/

Querido:

Diciembre. Diciembre ya y esta es la decimocuarta carta que te escribo. ¿Cuántas cartas habré de escribirte? ¿Cuántos montones de hojas tendré que dejar que piene el viento? Hojas sin dueño, aunque me encantaría que tuvieran uno. Y es que... esta es la única manera que conozco de contactarte. Y es que... esta es la única manera que conozco de contarte. Porque los ojos no quieren hablar, porque ya nadie estaría dispuesto a compartir conmigo. Porque no sé cómo atajar el silencio de tu ausencia y porque... lamentablemente, ya no puedo escuchar tu voz. Que me miren los espejos el alma. Que me la miren para buscar lo que tengo dentro, para poder definirlo y convertirlo en figura. ¡Que la miren! Pues, no quiero perecer sin un previo examen médico, sin un examen de amor. Pero querido, es tal la soledad que siento, que quiero gritar. Esta bomba que brota dentro de mí y el bullicioso silencio. Ya no puedo más. Me perdí en una carretera en medio de una autopista. Demasiadas señales engañosas. Dime que tú no serás ninguna de ellas. Dime qué tengo que hacer para contactarte y que no me dejen marchar. Tatuajes de guerra tengo en todo el cuerpo; a veces, siento que cada nuevo tatuaje duele más, una nueva opresión se siente en el pecho: el sentirse algo momentáneo que nunca escribieron en una luna de color. Mírame por la ventana, por favor, mírame en tu mar cada noche, cuando te vayas a dormir. Mírame y me encontrarás. Tócame con tu arpa las cuerdas de mi corazón. Estoy cansada, muy cansada y a veces, me siento morir.

Querido... ¡diciembre! ¿Qué me espera esta Navidad? Yo las amaba. Ahora no quiero que lleguen. Por favor, ¡diciembre, párate! Otra Navidad sin ti. No aguanto ya, acudir a los buzones del viento: no soporto tirar otra lágrima buscándote. Quizás ni siquiera los Reyes Magos me escuchen. Los Reyes Magos... Papá Noel es solo para los niños y... entonces, ¿dónde quedo yo?

Y a pesar de decir que nunca más soñaría, jugaré a crear miserables sueños electrónicos, porque al fin y al cabo, es lo único que tengo. Dibujar estelas de color. Indignarme ante las miserias de amor de otros y compartir penas: es lo único que me queda.

Allá donde estés te mando el canto de mi alma. Meterme bajo las sábanas y jugar con barcos de papel que te traerán conmigo una y otra vez.

Con un beso doliente, se despide, Esther/ Elisabeth/ Estefani/ Felicity... en fin, la chica de los múltiples nombres, poseedora de todos, menos del suyo propio. Y de nuevo, esperaré que no me sorprenda la madrugada, con los ojos abiertos, como cada ayer, como cada nuevo día, EN QUE YA NO ESTÁS.

                                               La Justiciera del amor (si queremos simplificar)

domingo, noviembre 30, 2014

Seguir contando.

Cae la lluvia blanca que no es blanca, 
el cielo que no es cielo,
el mar que no es mar. 

Una pintura de autoengaño
que se vuelve vital. 
Te preguntas 
cuándo podrás pintar
brochas de sentimiento
en esta luna fría. 

Y un día dibujamos un sueño. Tantos...
Ellos se escapan 
o mueren atrapados
en el cajón de la mente. 

Cuánto me gustaría tener el valor
de sacar los cuchillos
romper su tiempos de espera
y hacerlos vivir. 

No los puedo liberar:
vuelan entre cadenas
y mueren en un mundo sin cielos.

Difícil romper un mundo de silencios,
Él te esculpe como fantasma,
escupe lejanías, 
muere.

Y los muros,
los muros para el resto de los sueños
son demasiado duros
imposible tornar sus paredes
en margaritas de algodón.

Un, dos, tres, 
cuatro, cinco, seis;
debo decir adiós.

 Seis, siete...
ocho, nueve, diez;
pero no quiero.

Seguir contando, seguir con-tan-do. 

miércoles, noviembre 26, 2014

Carta XIII.

Querido:

Hoy me hallaba en la ladera del río, pensando en ti. Puede que te conociera alguna vez; puede que no, pero... ¿ves lo que nos hace el amor? Como dos transeúntes perdidos. Como dos luciérnagas en la noche. Tú, mi estrella.

Miré las estrellas y me pregunté qué estarías haciendo. A veces, lo hago y te imagino en la soledad de un apartamento: quizás, estudiando; quizás, frente a un portátil o cocinando a altas horas de la madrugada. Puede que alguna vez te venza el insomnio, aunque exista la posibilidad de que no me conozcas. Miro al cielo y pienso en todas esas cosas y en la voz que oí en alguna ocasión por teléfono y en las letras que sentía, aunque no las oyera. Rememoro todas aquellas cosas caminan hacia la lejanía, pero no por ella misma, sino por alguna de las personas implicadas en la historia. Escucho la frase de NADA ES PARA SIEMPRE, que muchas personas creen como una cita sagrada, pero lo cierto es que es mentira pues, ejemplos hallo en mi cercanía de valses infinitos de amor. Un cuento de príncipes y salvados no tiene final si ambas personas no escriben un final, si ambos gozan caminando en una misma dirección. ¿Podrías hacer tú eso? Supongo que sí, sino no te estaría escribiendo esta carta y, sin duda, no me gustaría hacer dueño de ellas a alguien que no lo merezca. Dime ¿eres tú?

Rememoro aquello que en cierta forma viví. Recuerdo tus palabras. Tu mote moviéndome los cabellos con el viento y oliendo a fragancias que jamás sabría descifrar y me gustaría que hubieras sido tú, que aquellos fueran resquicios de tu propia voz. Pero la vida sigue. Estos sueños no se conforman con asaltar el cabezal de mi cama y aunque yo trato calmarlos con el frío de noviembre y con las hojas del silencio, tu silencio, que cae sobre mí, me asaltan de forma extraña, en el tiempo y en el lugar más insospechado. Qué pasó; una extraña pregunta que puedes hacerte con cada historia fallida, pero horrible es escribir un "adiós" con la tinta del corazón, más los "adioses" silentes, aquellos en los que simplemente no se dice nada y uno desaparece con la bruma pues, al fin y al cabo, son capítulos en los que no se escribió la palabra "fin". Pero no te atreves a decir esa palabra cortante de cuchillo, aunque otros tengan relativa facilidad para utilizarla, para dejar capítulos inconclusos, para invalidar al verbo. Y tú... me dejas sola con esta novela ¿quieres que escriba yo un final? ¿Por qué me dejas con esta responsabilidad?

Duele lanzar mensajes por carreteras modernas y sentir el espacio vacío de respuesta. Hoy, por hoy, solo me queda lanzar botellas a este lago de código binario y ver si tú estás. Recuerdos... recuerdos que va pisando el mar, pero quedan incrustrados en mi orilla como la gasolina de los barcos. Temo que se conviertan en monstruos, preferiría que se tornaran dulces caramelos. Dime que no vendrán siluetas oscuras a turbar mi sueño. Dime que si no fueran un sueño, alguien me ayudaría a borrarlas. Pero... esas manchas nunca duermen ¿verdad?

Querido, ya me conviene marchar, pero... hoy estuve mirando el cielo y vi tu estrella y la mía. Pensé que las estrellas estaban demasiado solas en el universo y que, sería mejor que se juntasen ¿no crees? Al fin y al cabo, una estrella más otra, siempre darán más luz, a que sí. Piénsalo.

Y aquí desapareceré y solo me quedará esperar que no me coloquen un nuevo engaño, poder oler el sabor de tus labios y LLEGAR DIRECTAMENTE HASTA TI. A ti, siempre a ti.

                                                                           Esther/Felicity Nmc
                                                                           Justiciera del Amor

   

jueves, noviembre 20, 2014

En el bosque.














Fuente de imagen: http://www.fondosgratis.mx/items/paisajes/bosques/7345_bosque-magico/

X: - Este bosque tiene joyitas que deberían tener más difusión y respeto. Cuando redactaba este post supe más de él. ¡Es magnífico!

Esther: ¡Qué lástima! Debe de ser un lugar ideal para vivir aventuras.

X: -Sí, y sobre todo para recrear con la imaginación las que podrían haber pasado.

Esther: -Y no pasaron. Es triste no haber vivido las que podrían haber sucedido.

lunes, noviembre 17, 2014

Carta XII. (Perro verde).

Aquí estoy otra vez, condenada a este ritual de inutilidad. Es tu silencio, mi silencio el que me hace acudir de nuevo a ti. Las flores podridas del alma luchan por salir: están cansadas de tanta oscuridad y a falta del agua que soporte sus palabras, no encuentran otra forma de salir. Quizás un nuevo sol las escuche en algún lugar entre los dos polos. Quizás.

La lluvia no tiene color. Quizás ese es el color de las cosas muertas como yo. Podrás cantar bajo la lluvia, pero no necesariamente estar vivo: eso me ha enseñado la lluvia.

No te repetiré la misma pregunta. La que tú ya sabes o te imaginas. Tantas veces la repetí que hasta mi mente se niega a tornarla palabra. Tal vez ya no hacen falta las palabras, solo sentir las cosas en el corazón. Las palabras cantan, pero mueren con el viento; las gargantas desgarradas de las guitarras aumentan sus estancias en el alma. Por desgracia. Por fortuna.

No puedo decir que sea desafortunada. Aunque me queda poco tiempo de esta vida, vivo entre abrazos familiares. Unos padres que unidos para siempre se quedaron: así que asisto día a día al ritual silencioso del amor. No me hagan justificar todas esas infidelidades, toda esa basura del mundo, de los que dicen amar cuando lo único que consiguen es pisotear las alianzas del amor. No traten de justificarlo, quitarle el polvo de mierda que como plagas invade los muebles; miles de asquerosos secretos y gente que pierde su precioso tiempo al lado de engaños. Si en mi casa tuve verdaderos maestros del amor, no me pidan que comparta todo eso; pues, no lo haré. Dicha la mía de vivir en una familia estable donde la melodía silenciosa del amor siempre decora parte del ambiente. No como ella, que decía : "Mi familia es una mierda, es una mierda. Mi madre, por un lado; mi padre, por otro". Qué estampa tan preciosa: tú ¿te imaginas? Acurrucado en el sofá con un niño, compartiendo dibujos animados o tal vez, un puzzle o una canción y yo como privilegiada espectadora. Quizás, participe, quizás. ¿Te ha entrado algo en el ojo? Podría quitártelo o, mejor aún, abrazarte entre las almohadas. ¿Quieres que sea tu almohada? ¿Me das un beso?

Despierto en la realidad. Recuerdos. Unos abuelitos cogiéndose de la mano. Qué extraña estampa. Extraña... la siento tan lejana a mí. Ojalá me equivocara midiendo distancias.

Y dibujo, dibujo otra escena familiar. Ningún niño echa a sus padres de menos. No sé cómo la gente ha podido olvidar el valor de unas aguas tranquilas.

Abuelos. Familias serenas y escasas como el agua de nieve. Y me monto en el tren de la tristeza. Quizás, no pueda formar parte de esos paisajes jamás porque, simplemente, nunca me diste la oportunidad.Queda coger las viandas, echarse el saco al hombro y seguir con la esperanza de aprender a sobrellevar el peso de mentiras, ilusiones estúpidas y desiertos escondidos.

domingo, noviembre 16, 2014

Infidelidad y promiscuidad sexual.

(Río Vinalopó. 22-08-2014).

La infidelidad y promiscuidad sexual son unas de las más claras manifestaciones del desequilibrio interno de la persona, acompañado de inconfundibles notas de egoísmo y/o egocentrismo.

lunes, noviembre 10, 2014

Carta XI.

Querido:

¿Se puede tener nostalgia de lo no vivido? Quizás solo fuíste un sueño que se coló entre los espejos. Puede ser.

Dicen que la nostalgia pertenece al otoño, pero yo creo que no tiene color. Te asalta en cualquier punto cardinal del pasado y nubla tu presente. Tragar lo que pareció una realidad y aquello que pudo haber sido. Silenciarlo y seguir adelante.

Pero la tristeza pesa pues, sabes que si uno de los dos quisiera, podría romperse ese hechizo que nos aleja tras las cataratas vaporosas de la niebla.

Querido, si no me buscas, puede pasar algo más terrible, más terrible que el olvido que no es olvido. Quizás alguien me vea navegar entre los coches, perdida, se dé cuenta de mi presencia y sonría y en su sonrisa vea un amor que nunca vi, el leve tintineo de una música del corazón y me monte en su auto.

Una bruja me dijo que tú eras mayor que yo, alegre, optimista, muy masculino y que tal vez, hicieras algo con las manos. Podías tener dinero o llegar a tenerlo, pero si no te veo, si me equivoco en mi camino, por favor, perdóname. Qué más quisiera que miles de estrellas eternas me llevaran hasta ti. Pero podría confundirme o ¿tal vez, no fuíste como imaginé?

De momento, estoy aquí, perdida en realidades sonmolientas del pasado, preguntándome si fueron verdad.

No sé si tendré el valor de darte estas cartas si te encuentro (o te conozco), pero por lo menos, tengo la esperanza de que las sientas cantando en tu corazón y sé que las sientes, aunque estuvieras mirándome desde las estrellas.

                                              Un beso, de esos que no suelo dar a nadie y que guardo en                                                                      la cajita acústica de mi alma, solo para ti. Na nit. 

miércoles, noviembre 05, 2014

Más que política.

Puede ser que no sea una gran magistrada, que carezca de un imponente despacho, de un traje de negro impecable y que ,tampoco, tenga el pelo recogido y te mire con cara seria detrás del campo de mi mesa. Puede que mi voz se oiga poco por el mundo o, que no me tomen en serio. Puede ser que mis circunstancias me hicieran  ser una especie de híbrido de niña y mujer; puede que por eso me subestimes. Y sí, carezco de títulos de oro con los que presumir en mis presentaciones y con los que pavonearme en un escenario, como un pavo real. No es que sea una analfabeta pero ¿y qué pasaría si lo fuera? Ante todo, soy un ser vivo que toma contacto con este desgraciado y triste mundo (aunque, a veces, sienta deseos de evaporarme) y que sufro, lloro y grito ante las miserias que me arañan la piel o, ante historias ajenas donde un esperpento sale ileso después de hacer daño, sin importarle, prefiriendo ignorar la voz de su conciencia (una voz, que al fin y al cabo, estaba oyendo aunque la intentara callar con sus justificaciones, quizás, secretas). Hoy, me paseo por los estrados. Me permito mover la cabeza para un lado y otro con el sello del orgullo. Hoy... por una vez. Visto un traje de cielo: mi voz se elevará al cielo, quedando tatuada en esta piel de pantalla. Por un tiempo, me asustaron todos aquellos señores, que te miran con ojos serios y que parecían tan sabios y altos como las estrellas. Hoy por hoy, concluyo que todo ello era una ilusión terrorífica que me aplastaba y me hacía sentir más pequeña. Hoy, solo los veo en mi cielo: solo son personas que aunque se vistan de oro son personas. Que muchos de nosotros no pisemos los escalones altos de las escalas, no necesariamente nos hace tener menos sabiduría de vida (al fin y al cabo, la más valiosa sabiduría). Ni siquiera la edad. Puedes ignorar a un niño, simplemente, por su inexperiencia de vida, pero que posea más juventud no le impide ser en algún momento tu maestro. Por una vez, olvida mi extraña condición extraterrestre. Y si estoy equivocada, ¡debáteme, lector! Pues consciente soy que no poseo  toda la sabiduría y que, siempre me quedará algo nuevo que aprender;  las fuentes de aprendizaje siempre se pueden encontrar en cualquier parte, incluso en tus propios ojos. Es tan apasionante crecer...

Pero... hoy, como bien le dije, lector, permíteme pasearme por las superficies caobas de un Congreso, aunque no entienda al 100 % los mecanismos de unas leyes o, por extensión, cualquier otro complejo sistema impuesto en la vida. Para lo que tengo que decir, me es prescindible. Dame este capricho de niña-mujer consentida. Y no, no me malinterpretes: es un acto carente de chulería, solo el mero gusto de ser voz.  Y sí, me sentaré a la mesa del Congreso, aunque no tenga ni idea de nada, o, más bien, pasearé mi figura fantasmal sin ser vista.

Hoy, escuché las quejas del pueblo. La tan extendida creencia de que LOS POLÍTICOS SON UNA MIERDA. El ruido de la indignación salta en los pulmones. Sí, es cierto: a día de hoy, es un mundo frío y cruel como el invierno, que huele a diciembre, a noviembre, a enero y a febrero. "El problema son los políticos", piensan algunos. ¿Solo? Echemos la vista para atrás. El político fue niño y de ahí, fue hombre adulto. Un político es un hombre, como tú y como yo: con sus valores, sus creencias... Nosotros hablamos desde las gradas, desde la oscuridad de la dirigencia. Pero... ¿qué es un político? También un humano, como tú y como yo. Y ¿qué hacemos nosotros? Nos quejamos desde una postura cómoda: una forma de eludir la realidad, de tapar nuestros miedos (y, me incluyo, sí). Vemos, el sistema como un problema, pero creo que esto es algo más que un problema político, el que las cosas en el país no marchen bien. ¿Acaso los políticos piensan en los demás? No, o al menos, no mucho. Decimos que roban. Nos quejamos pero... con eso, aparte de robar, ¿qué están haciendo? ¿Acaso, te has parado a pensarlo, a mirar más allá del acto en sí? Si lo piensas bien, simple y llanamente, ejercitan la práctica del propio apaño, del más simple y absoluto egoísmo. Y esta actitud, se podría extender, no solo a la vida política, sino a nosotros mismos y a otros ámbitos ¿Acaso, cuando cambiaste a tu pareja por otra, te importó el sufrimiento que pudiste generar en la persona abandonada? Solo miraste por tu propio placer y vicio y preferiste taparte los ojos, abandonar el valor de un amor puro (o más bien, tendríamos que decir que nunca lo experimentaste y preferiste engañar). Si no es tu caso, ¿pensaste en cómo se sentiría aquella persona a la que machacaste en el trabajo por el simple temor a que pudiera quitarte tu puesto de liderazgo? O ¿qué me dices de aquella a la que humillaste ante tus compañeros por su hablar extraño? ¿Quizás te importó que gracias a ti, tus padres se quedaran sin un lugar donde dormir?  Solo te pongo ejemplos, estimado y posible lector... para que veas que no solo se trata de la mala praxis de unas políticas de bienestar sino, que el problema es más trascendental y que, más allá de los campos temáticos de la vida (ya sea amor, amistad, sector turístico, político o empresarial), LA BASE DEL PROBLEMA ESTÁ EN NOSOTROS MISMOS, EN LA MISMA SOCIEDAD (claro que siempre debo hablar desde la generalización, y espero que esto se sobreentienda). Los políticos siempre serán los mismos, pero ante todo de condición humana, sí. Podría dárseles una oportunidad de cambiar, sí, solo les hace falta despertar. Solo nos hace falta despertar e insisto, no me refiero solo en campos de política, sino en cualquier temática de la vida en la que nos puedan dar un papel cinematográfico. CUANDO DEJEMOS DE MIRAR SOLO POR NUESTRO PROPIO APAÑO, PODRÁN EMPEZAR A CAMBIAR LAS COSAS. NO FUNCIONA LA MÁQUINA CON UNA SOLA PIEZA, SINO CON MUCHAS YENDO HACIA LA MISMA DIRECCIÓN. HAY QUE APRENDER Y REAPRENDER A CAMINAR COGIENDO DE LA MANO AL OTRO, NO EN POS DE NUESTRA PROPIA AVARICIA PERSONAL Y EGOÍSMO. Cuando aprendamos a virar en esta dirección, CUANDO EN VERDAD NOS IMPORTE EL DAÑO QUE PODAMOS HACER A LOS DEMÁS Y NO SOLO MIREMOS POR NOSOTROS MISMOS, entonces, podremos coger de la mano a nuestros propios niños, para poder transmitirles la idea de un mundo mejor y en verdad, más efectivo, sostenible y lleno de luz.
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Postdata: y con esto insisto, no defiendo ABSOLUTAMENTE A NADIE EN PARTICULAR (espero que ya de por sí, en el texto quedara claro, pero por si acaso, creo que no está de más aclararlo.

lunes, octubre 27, 2014

Carta X.

Querido:

Hoy de regreso a casa, sentí de nuevo, cerca, el duendecillo de niña bailando en mi interior. Vuelvo en este cuerpo adulto. Observo las luces de oscuridad, los naturales y artificiales bollos que distraídos comensales devoran sin atención, los coches... en fin, la áspera lija del mundo adulto y me parece oír el cristal de mi cuerpo, que retiene retales de infancia que deberían marcharse; deberían dejarlos ir, sentir la adultez constamente y no solo a ratos, impura, como un vil defecto de lo que yo debería ser o haber sido, ya, a estas alturas. No creas que lo de la infancia lo digo por decir, que pinto de jardín  infantil las entrañas de mi cuerpo. Tengo mis razones; pues al igual que ellos, de aquel lugar en el que anduve esta tarde, yo tampoco crecí. Ellos por unas circunstancias totalmente distintas
 que limitan a veces su mundo psíquico, físico u ambos: yo, por otras. Y es extraño cuando ellos se dirigen a mí y me colocan ese calificativo, que resulta tan lejano y tan ajeno como el mar oyéndose en las caracolas. Y a veces, olvidan que yo estoy, como me suele pasar en otras muchas ocasiones. Y flotar y flotar en los colchones del silencio. Fluir, fluir y, aunque incómodo, resulta a la vez cómodo, posar allí la espalda y dejarse morir, estando viva. Les miro. Si supieran hasta en qué medida nos parecemos...

Me arrugo en el abrigo de la oscuridad. Encojo los hombros, sintiendo ya este aliento fresco de otoño. Figura fantasmal, pero cómoda e incómoda, benévola y dañina. Cuántas veces quisiera poder saltar. Aire de soledad. Desierto habitado, de ciudad y tierra dormida... Hoy, en especial, siento el mordisco de la vulnerabildad. En realidad soy una niña ¡Soy una niña! ¡No digas tonterías! ¡Eres una adulta pura! ¿O quizás una adulta joven? Sí... adulta joven, eso es. Y, entonces, es en estos instantes, volviendo a casa, cuando desearía sentir el abrazo de tu respiración. Y concluyo que me encantaría poder tener un chal así, con el que poder emplumar mis hombros y volar.

                                    La justiciera del amor.
(Que siempre te espera, incluso, aunque sea toda la vida y que desea no equivocarse para lograr alcanzar tu paso de puntillas, que acaricia el suelo con una pisada sutil. Quizás, no vaya contigo lo de ser terremoto; quizás). 

domingo, octubre 19, 2014

Carta IX.

Querido:

¿Sabes que un nuevo caballero volvió a rechazarme? No sé cuántos van ya, pero creí ver en su mirada tus ojos. De nuevo, me equivoqué. De nuevo... No sé dónde está ni adónde fue ¿Puede el cuerpo acostumbrarse a la tristeza? Tantas veces puede lancerar el alma que me pregunto si habrá un límite para el dolor: un periodo de inmunidad, pero... entonces, ¿estaría muerta? ¡Qué terrible que sería eso! Y los muertos no sienten, no... ¿Sabes? Él marchó, pero no importa si tú vienes aquí. Porque cuanto más se aleja él de mí, más nos acercamos tú y yo; hace días me desperté con esa certeza y en las calles dejó de llover. Quisiera que ella se impregnara de mi alma, metérmela entre mis sienes para no olvidarla. Supe, entonces, que me mirarías y que así, me enteraría de la diferencia de que te vean sin ver y de que te vean y que no te desvanezcan. Porque no es lo mismo echar de menos que echar de más. Porque no es lo mismo que te cojan la mano con un beso fugaz que con un abrigo que diga "para siempre".

Hoy, tras mi intento fallido de recluírme entre cuatro paredes, salí a recorrer la pelota del mundo. Quizás, te pudiera sentir en la colonia del aire o en la voz lejana de una canción. Bésame, querido, bésame con tus labios de aire; que sean pegamento de piel. Y méceme, méceme entre tus brazos, pues, este mundo es demasiado grande para gente tan pequeña. Méceme allá donde estés.

De nuevo... esta carta. Y concluyo que me gusta escribirte porque escribirte es la única forma que tengo de amarte, mientras tú no estás.

                                                                                                     La justiciera del Amor.

viernes, octubre 17, 2014

Preguntas.

1.- ¿Cómo te sientes hoy? Con amenaza de irme para abajo, tirando... 2.- ¿Qué hay a tu lado? Auriculares, móvil. 3.- ¿Cómo estás vestida(o)?: Bata rosa, manta polar y zapatillas. 4.- ¿Tienes sueño? Sí, pero no sé si dormiré. 5.- ¿De qué color es tu ropa interior hoy? No te importa. 6.-.¿Tienes los cordones de lo que lleves en los pies bien amarrados? No. 7.-. Estás hablando con alguien: No. 8.-.¿Cuál es el nombre más raro que has escuchado? Primitiva. 9.- ¿Te ha tocado una cucaracha (o algo parecido) en la hamburguesa o en el refresco? No ¡Puaj! 10.- ¿Qué vas a hacer después de llenar el cuestionario? Leer y dormir. 11.-.¿Cuánto piensas antes de contestar? Poco, según. Segundos... 12.-.¿Te has roto alguna vez un hueso? No. 13-. ¿Cantas en la duchas? Sí y en otros sitios. 14.- ¿Luego de tantos "nos", has salido del país donde vives? Casi nunca. 15.- ¿Te gustaría vivir hasta que edad? Quisiera ser inmortal. 16.- ¿En qué piensas al momento de despertar? Otro día que será igual. En fin... vamos... 17.- . Tiempo bajo la ducha: 10 minutos. Por ahí. 18.- Tiempo que te tomas para arreglarte: Si tengo tiempo, incontable. Normalmente, lo hago todo de forma exprés 20.-.¿Cuánto es lo máximo que te has quedado hablando por teléfono? No sé, no me acuerdo (¿20 minutos?) 21.- ¿Qué es lo más asqueroso que has visto en vivo? Una cría de hámster bajo mi balcón de la casa antigua, rosácea, muerta y llena de hormigas. 22. ¿En qué piensas durante el trayecto a tu casa o colegio o lo que sea? Depende. Muchas cosas. A veces, me vienen frases a la mente, así porque sí y me las apunto en el móvil, en tristezas... de todo. 23.- ¿Te han robado? Sí. 24.- ¿Cuántas velas en tu última torta de cumpleaños? Ninguna. 25.- ¿Te sabes los 10 mandamientos? Pues la verdad es que no, y tampoco creo que sirvan de mucho. 26.-¿Te sabes alguna canción religiosa? Sí, varias. 27.- ¿Te asustan las tormentas? No, me encantan. 28.- ¿Te ha pasado algo sobrenatural? Sí. 29.- ¿Sabías que hay mujeres que fueron malditas con el nombre Escolástica? Tonterías. :P 30.- Frase de película que te haya impactado: muchas y me las guardo. 31.- La peor pesadilla que has tenido: un bloguero aparecía flotando frenta a mi cama como el genio de Aladín y me daban ataques reales, sacudía el cuerpo de verdad y no lo podía evitar, a pesar que no tengo ningún problema epiléptico ni nada por el estilo. Fue horrible. 32.- ¿Última película que viste? Abandonada.

martes, octubre 14, 2014

Porque yo soy mujer.

No soy capaz de concebir 
por qué los hombres son así: 
les das el corazón 
y lo lastiman sin razón. 

Me declaraste a mí tu amor, 
y me juraste devoción
y yo creí en ti, 
pensando ser al fin feliz. 

Me ocultaste la verdad: 
nunca me quisiste a mí
y como no lo noté 
confiada yo te amé. 

Y Aunque tuve que gritar, 
aunque te llegué a odiar,
siempre te amaré 
porque yo soy mujer. 

Me han dicho que ellos son así: 
se cansan y se van. 
Ya sé que esto es verdad, 
pero aun así yo quise amar. 

Y decidí no más confiar, 
ni darlo todo sin pensar: 
"Ya nunca más”, pensé, 
más otra vez me enamoré. 

Me ocultaste la verdad: 
nunca me quisiste a mí 
y como no lo noté, 
confiada yo te amé. 

Y aunque tuve que gritar, 
aunque te llegué a odiar, 
siempre te amaré 
porque yo soy mujer. 

Siempre te amé, 
ahora sola estoy. 
¿Cómo pasó? 
Segura estaba de tu amor. 

Al recordar 
pido a Dios que cuide de ti, 
aunque sufrí 
yo nunca te mentí. 

Tú abusaste de mi voluntad, 
de hacer todo por amor. 
y ahora tengo un gran dolor 
que me oprime el corazón. 

No pedí nacer mujer, 
ni amar para sufrir también. 
Muros he puesto ya 
que nadie podrá cruzar. 

Y aunque tuve que gritar,
aunque te llegué a odiar, 
siempre te amaré 
porque yo soy mujer. 




sábado, octubre 11, 2014

Carta VIII.

Querido:

¿Sabes sobre ese terrible dolor que quema los dedos? Y el olor de tu ausencia, que me incita a escribir. Te fuíste, pero ¿alguna vez estuviste? ¿Acaso podría decir que te fuíste? Bien sabes que es precisamente esa ausencia la que provoca este vómito: el mirar hacia el techo y no saber dónde estás. Ojalá, pudiera decir que alguna vez te conocí, que sus ojos fueron tus ojos, pero los verdaderos príncipes no huyen, al menos no durante mucho tiempo, ¿acaso se ha visto un caso así?

Me gustaría que ellos se hubieran quedado, que a través de los poros de sus cuerpos se respirara tu presencia, pero ellos permanecieron aquí solo durante un tiempo, jugaron a los poemas etéreos y desaparecieron. ¿Podrías sentarte aquí, a mi lado? ¿Podrías crear la receta de un poema? No hace falta que sea de palabras; no las quiero: quiero los latidos de tu corazón. Únete al mío ¡sí! ¡Únete al mío! ¿Pueden dos corazones sonar como uno solo? Nunca experimenté con tal caso, pero siento que aún vive. Lo encuentro, rara vez, en las calles y, quizás, el que sea tan escaso, hace que sea extraordinario. Rodéame en este vals. Ven a mí y hazlo único. Resaltemos sobre las cortinas del vicio o sobre los tranvías, que perdidos, buscan otra estación del amor. Tu mano y la mía se unen para siempre y juntas resaltan sobre el vapor efímero de los agresores del amor. Subamos sobre las copas de los árboles; su pócima maravillosa nos dará la fuerza para ascender hacia el cielo, pero sin despegar los pies.Querido: ámame.

Pero, querido, esta no es la realidad. No puedo darte todo eso, si lo único que puedo abrazar es el aire de tu ausencia. Camino por páramos (a veces, desconocidos), me mezco en una canción. Debería enfadarme; sin embargo, hoy llego a la conclusión de que los perfiles de tu ausencia me ayudan a escribir ¿Acaso quieres esto, que siga y que siga hasta que no me quede sangre con la que vivir? ¡Qué actitud tan egoísta! ¿No sería mucho mejor beber la piña colada de tu presencia? Quizás podríamos hacer jugo juntos y la bebida sabría mucho mejor: un poco de tu respiración; otro poco de la mía; los latidos de tu corazón, los del mío y puede que un beso. Mejor sería oler tu perfume que crear esta estúpida carta.

Y aquí seguiré, escribiéndote hasta que se me escape la vida como una pacífica paloma que sobrevuela los tejados. Si alguna vez muero, por lo menos no te quedarán dudas de que TE AMÉ, TAL VEZ, SIN NI SIQUIERA CONOCERTE.

                                                                                    La justiciera del amor.

martes, septiembre 30, 2014

Como la lluvia en el cristal.



Tantas veces morí y resucité que ya casi ni me acuerdo. Y hoy, de nuevo, vuelvo a morir. Qué condición tan extraña de inmortalidad que me permite seguir viviendo, aunque esté muerta. Porque se puede vivir sin estar muerto, a la vez que se puede vivir y estar muerto. Dirían que mi dolor es menos importante que el de muchos otros, que es caprichoso e infantil. Podrían decir miles de cosas. Lo cierto es que aunque los contextos y motivos que lo provoquen puedan ser múltiples y variados, el dolor sigue siendo una sensación de opresión compartida. Que tu dolor esté provocado por una situación más impactante que la mía, no le hace tener más validez al tuyo. El dolor... es el dolor.

Los buitres de la tristeza peinan el cielo y dominan los despojos de la ira. Ira y tristeza. Tristeza e ira. Y la indiferencia que se intuye entre las piernas de las verjas. La distante indiferencia...

Tantas veces he muerto y resucitado que ya casi ni me acuerdo. Los floristas son demasiados para alegrar con flores perecederas el corazón y yo... les creí.

Tantas veces he muerto y he resucitado que no sé qué fechas y cuántas de ellas podrías escribir en mi tumba. Los asesinos siempre salen inmunes. Diferentes perfiles, un mismo acto, una y otra vez. Los imagino paseando en sus autos, en sus pisos de amantes, con sus novias nuevas. Podrían encontrarse en cualquier sitio, pero sin mí. Me pregunto cómo pueden dormir por las noches, cómo sus tripas no aúllan por el vacío de su interior.

Mi espectro se mueve en las noches soleadas de tormentas y en los días oscuros de sol. Un viento, un viento soy. Algo veloz, algo táctil que roza los hombros de los transeúntes y habla sin voz.
Un nuevo florista puede que me descubra, otra vez. La no materia se tornará materia. La mudez, voz. Creeré, de nuevo, que es un latir definitivo y después, él se alejará con el cuchillo ensangrentado. La nueva fecha de un final se habrá dibujado y esperará a ser grabada en el pilar de mi alma. Supongo que pasará eso: la historia de la niña solitaria hecha mujer, niña adolescente y treintañera me la sé demasiado bien.

Supongo que habrá otras personas asesinadas como yo, pero es difícil que tantas veces. Muchas cicatrices rondando por el cuerpo y que amenazan con convertirse en las zanjas secas de un enorme campo de trigo.

Un adiós. Los asesinos no quieren. Un adiós. Sobramos.

A veces, bajo la luz de la farola de la luna llena que cuelga de mi techo, me pregunto por qué no les importa tanto acercarse y después, a ninguno le interesa quedarse durante demasiado tiempo. Solo me rozan levemente el brazo, sonríen, se entrenienen jugando a cualquier juego que rasque sus soledades, tedios o... no, no quiero seguir pensando y se van ¿Soy fea? Dicen que no, además, entonces por qué tiran flores. ¿Mi alma es fea? Tiene sus defectos, pero hasta ahora, nunca sembró intencionadamente el mal. Entonces, ¿qué es? Si gruño es porque sin motivo ni razón, se van difuminando en el aire. Las cometas en el cielo no suelen trazar despedidas y suelen dejar un lazo que infecta el corazón. Así muero. Así vivo.

Supongo que en esta noche de luna eterna, seguiré transitando los adoquines de las calles. Las ventanas se burlarán de mí, mostrándome películas de ensueño que contrastan con mi soledad. Quizás una madre con un par de niños pequeños... una madre de mi edad. Quizás un par de novios que se abrazan como dos árboles fuertes entrecruzando sus ramas y besando con música de labios el cabello de sus hojas. Y oiré hablar de historias felices, las veré, las tragaré delante de mis ojos. Y una figura de soledad contrastará con todos aquellos paisajes y pasará sin ser vista, como si quisiera esconder una vergüenza clandestina.

Una silueta de luto con gabán y bolso de mano se va, tal y como miles de veces le enseñaron a hacer: como la lluvia en el cristal.

sábado, septiembre 27, 2014

Carta VII.

Querido:

Hoy, apenas logré recordar el número que le correspondía a esta carta.

La verdad, es que esto surgió de la idea más tonta o, más bien,  de un estruendo espantoso: el de tu ausencia. Porque la ausencia se convierte en lluvia y, peor aún, en hielo que petrifica tu corazón, un corazón que está lleno de vida y que quiere amar. ¿Por qué publicar algo tan íntimo, tan... nuestro? Porque el desorden aúlla en cada uno de mis sentidos. Porque el mar de mi conciencia es tranquilo. Porque soy una fuente transparente y principalmente, porque no sé dónde estás. Esa es la pregunta: DÓNDE ESTÁS. La eterna pregunta llena de silencios. ¿Subiste las escaleras del Universo? ¿Quizás te colaste por la rendija de mis sueños? ¿Vives en una ciudad del Oeste? ¿Te estarás cepillando los cantos del lago dulce de tu boca? ¿Me soñarás?

Una mano acaricia la cartografía de las sábanas y las arruga, desechando la idea de que tú no estás. ¡Estás! ¡Estás! ¡Estás! Por eso, me sacarás de las migajas del amor y de las voces humanas que solo te hacen sentir soledad. El corazón está cansado de soñar, de juegos dulces de crueldad, de que acojan las páginas de tu libro para, luego, dejarte en el estante. Quisiera ser un capítulo de nunca acabar. Que me arranquen esta espada de soledad. Que arañen mi piel y fundan mi sangre. Pacto de sangre. Pacto sin final.

Querido, dónde estás. Por qué sigues permitiendo que me torture con músicos de tulipán que, luego, se quedan sin voz. Y llega el invierno y mi alma se enfría y llora y sufre porque no quiere frío, porque quiere un hogar, un hogar de corazón. Basta de alquileres insensatos. Los hogares temporales no son para mí porque aspiro a la eternidad, a ti.

Querido, por qué no deja de doler. Estoy cansada del silencio, de palabras frías, de que tornen a envolverme en las cortinas de la oscuridad. Quisiera que tú me miraras. Quisiera ser de luz.

Ven aquí y olvidaré a todos aquellos que no me supieron valorar. Trato de crear mis propios muertos, pero me sería aún más fácil si estuvieras tú.

Y no sé ya ni cómo suplicarte: ¿haré alquimia o magia negra?

Ven y hazme olvidar todos esos rechazos, todos esos utilitarismos a los que me intentaron someter. Ven, ven a mí y no me sueltes jamás.

Y aquí te mando esta carta, allá donde tú estés. Internet nos proporcionó la gran oportunidad de comunicarnos: quizás estos caracteres de un binario encubierto lleguen a una lejana constelación, a aquella en la que se esconda tu belleza.

Hasta... el presente de un futuro corto y largo, finito o infinito.

sábado, septiembre 20, 2014

Carta VI.

Querido:

Qué sensación más extraña. ¿Se puede ver sin ver?

Me hallaba sobre el perfume de un escritorio, sobre ese eterno mar de madera inerte y bajo esa extraña noche de soledad que de vez en cuando me nubla las entrañas, cuando, de repente, un ángel se posó en mi ventana.

-Tal y como te prometí, te digo, sí, veo a alguien.

Me llevó por los pasadizos del tiempo y allí, con la condición silenciosa de ser un fantasma, vi en la ventana a un hombre más mayor que yo que paseaba su sombra en la noche muda.

-Es amable, alegre, buena posición económica (o la va a tener), a veces un poco frío y trabaja con las manos. De momento, él está aquí, aunque las cosas podrían cambiar, quien sabe si otro muchacho más joven podría cruzarse en tu camino...

Despierto, al menos, siempre lo intento y un rayo habla en la tormenta. Una voz, una voz que nunca imaginé.

Despierto, sí, despierto otra vez, con la sensación extraña de que todo fue un sueño ¿Le ha pasado alguna vez? Realidades que se van distanciando en el camino de la lejanía hasta convertirse en plumas y... de vez en cuando, en improvisados otoños, tormentas o lágrimas.

Rabia, rabia que siento de que me engañes así. Rabia que a veces se convierte en vapor y que, a veces, simplemente, no te deja ser. Pesares que aniquilan el alma y el canto de un gorrión. Hasta que... imagino que un día, solo te dedicas a dormir con gotas de spray los cuchillos que un día se te clavaron en el corazón.

El tiempo se consume. Las búsquedas silentes aplastan la psique. La búsqueda de algo diferente y saber, que tú no estás. Dime por qué me incitas a gastar así mi tiempo. Por qué. Aún no entiendo tu juego: entre el dosel de ríos sedosos, te empeñas en crearme una ilusión que siempre, como siempre, acaba apagándose en el aire. ¿Es que no ves que tanto no puedo aguantar?

Debería apretar el acelerador. Pensar en otras cosas. Aceptar que el amor no fue hecho para mí, que mientras en la tierra muchos saborean piruletas de corazones e incluso, se atreven a probar otras distintas -no conformes con una- diciendo que supieron amar y manchando así, el honor del amor, otros somos desterrados o incluso, algunos, penosamente, nos atrevemos a conformarnos con migajas, como si no tuviéramos el más mínimo valor. Por favor, ¿qué pretendes? ¿Condenarme a esa vida de pobres mendigos leprosos? Quiero salir de esos límites. Quiero vivir. Debo coger el coche: acelerar por desiertos muertos y procurar integrarme en este extraño planeta lleno de consumismos y chapas a las que dotaron del título Lo indispensable y que tararean en los sacos de los bolsillos, siempre tan llenos de secretos, secretos tan cotidianos que casi no oímos sus voces. Pero sabes que, en el fondo, yo también anhelo la chispa de la primavera y el calor estival y te aprovechas de ello. No sé las razones que te llevan a jugar así conmigo ¿quieres matarme? Simplemente, dime si estás o sino, dime exactamente que ya no estás. Demasiado duro es andar con el cuerpo de hierro pues, mis piernas y mis brazos se ablandan, el aire pesa, los piojos del insomnio a veces se pegan la piel y la respiración, no deja respirar. Me colocaste un traje entero de hierro, sin ni siquiera ser capaz de llevarlo. Cómo dueles. Solo digo eso, cómo duele esperarte en una sala en la que ni siquiera se oye el mar.

jueves, agosto 21, 2014

Carta IV.

Querido:

He de preguntarte: ¿Eras tú?

Me acercaba al ecuador de agosto. Volaba entre fiestas cristianas que pretendían reflejarse en las sábanas de mi piel. Me escondía entre los muros de mi habitación y desde allí oía los gritos lejanos y cercanos, altos y subterráneos que querían partirme en dos. Y de repente, cuando al fin decidí conectarme con el mundo, apareciste tú. Tu rostro se empezó a mover entre las estrellas y tu aliento se mostraba lleno de luz. Olía a caramelo, a fresa, a café y a chocolate. El color de Sinfonía número 5 de Bethoven o de la violencia de Requiem for a dream golpeaba al corazón o algo similar, algo muy rápido que pretendía sacarlo del tiempo para que conquistara el espacio exterior. Volé porque no quería dejar el corazón fuera. Olvidé la fiesta que estaba viviendo. Quizás se agitaron los guardias y las voces se tornaron de sangre y oscuras y azules. Quizás, mis amigos trataron de detenerme. No puedo asegurarte qué pasó porque, sencillamente, ya no me importaba. Salí, salí al espacio. Los pies esquivaron los fuegos artificiales y el suelo fantasmagórico los sostenía.Volaba y tú cantabas nanas de madrugada, de soles y primaveras. Cantabas y yo te creí. Pero de repente, se apagó el faro de tu voz y tu rostro y tu presencia. Una vez más, me dejaste sola. Desapareciste y caí rápido al suelo. Me hallo en el desierto. He de recoger las maletas. Debo regresar a casa sin saber ni siquiera si seré capaz.

Dime: ¿eras tú? Los ecos de las interrogaciones amenazan por subir las escalas de la espalda, colarse en el líquido cefalorraquídeo e invadirme con una infección bacteriana. Y me pregunto si fue un sueño que no es sueño. Una maravilla que es agonía. Una ilusión que no es ilusión.  Me pregunto muchas cosas y, simplemente, espero una respuesta de VERDAD. Y cuando llegue bajo los candiles del porche, cuando la soledad oscura me mezca en su abrigo, cuando ella se convierta en un perro  a mis pies, solo espero que, Primavera, vuelvas a mí.

viernes, julio 11, 2014

Carta III.


Querido:

He de confesarlo: he pecado. Por un momento rememoré olvidos olvidados en el rincón de mis sueños. Los he coleccionado y permití que, de nuevo, revivieran. Pero si tú existes, no importa porque vendrás, a veces sin venir y me dirás, quizás sin decirlo: “Estoy aquí. Te quiero”. Entonces, qué importarán los olvidos dormidos, despiertos y de nuevo, adormilados. Qué importarán las veces en que dije sin decir: “Estoy aquí” y nadie me escuchó. Qué importará haber pasado por invisible tras las cristaleras, haber sido pisoteada o cambiada por otro artículo barato en un centro comercial. Aquellos pasos me habrían llevado hacia ti y entonces, entonces tendría que darles aun y todo las gracias. Paradojas de la vida. Pero me hundo. Querido, no quiero preocuparte, pero me hundo. Te explico:

Hace... no sabría precisarte cuánto tiempo, paseo por playas inhabitadas, pero plagadas de chiringuitos que me piden las cuentas, las cuentas por ahogar mis penas y, a veces, exhalarlas como los borrachos. Borracha estoy a veces de tristeza; otras, de ira o, de indignación o puede que de un cóctel de dos o tres de estos ingredientes. Y ya sabes lo que pasa con los borrachos: pueden ir trazando “eses” hasta caer, decir y hacer sin que nada importe. La apatía les golpea la cara y como un monstruo posesivo se adueña de sus espíritus. A veces, caes y las caídas son brutales. La soledad hace estragos. Eso, voy por la playa: el mar sube por el pilar de mis piernas, por el tronco de mi árbol; se enreda en mi cuello, en el clavo de mi cabeza, pero de repente, la saco y vuelvo a la vida.

Las resacas son extrañas: de nuevo, aceptas el abismo del vacío que se extiende frente a ti y entonces, poco a poco, revives con una estrella fugaz de agradable compañía. Y sabes que, cuanto más detestas las actitudes de unos, más amas a otros y el tiempo que están dispuestos a darte, aunque sea con un saludo de miel y entonces, deseas estar lo suficientemente despierta para saber valorarlo y de verdad, deseas tener éxito en tu empresa. Al ver tu soledad, al no sentirte, rememoras que es lo único que tienes; un enorme valor monetario que ni los bancos pueden pagar ni una y otra vez. Y entonces, me doy cuenta que incluso tengo que darle gracias a tu ausencia, para recordarme lo rica que soy una y otra vez, para incitarme, otra vez, a crearme mi pequeño círculo de seguridad probada y una y otra vez y una y otra vez, no dejamos de recordar la lección.

Aún así no dejo de recordarte sin recordarte, de amarte sin amarte todavía, de dibujarte y desdibujarte pues, quisiera que tú estuvieras aquí, no volver a esa playa y que me sacaras y me dijeras: “Estoy aquí”. Y, ahora... te lanzo una pregunta:

Si no me conocieras y no hubiera posibilidades de conocerte todavía ¿al menos me permitirías conocerte en el cielo?

Firmado:

            La Justiciera del Amor, que te espera por SIEMPRE, SIEMPRE SIEMPRE (¿y qué más te podría dar que un siempre? Dime qué más).

domingo, junio 29, 2014

Carta II.

Querido:

Cómo empezar. Cuántas cosas que decirte y qué vacío se provoca en mi mente, qué confusión de palabras, de hechos e imágenes tejidas por la memoria. Qué hermoso sería no necesitarlas pues, para mí sería preferible imprimir pinceladas de un cuadro que llamaría Amor, día a día, un cuadro que no terminaría nunca, durante todo el tiempo que pudiéramos compartir juntos. Que hable el silencio, que hablen los espacios entre líneas, nada más. Quizás no serían trazos demasiado poéticos, adornados o sonoros, pero te aseguro que se encontrarían llenos de VERDAD. Porque qué raro es ya esto, qué raro es en el mundo; pueden lanzarse al cielo miles de globos coloreados, pero si carecen de transparencia y son empujados por efímeras brasas de fuego, acabarán olvidados y engullidos por el aire. ¿Qué podría ofrecerte yo? Un núcleo lleno de VERDAD, un nido especial, una mano donde solo cupiéramos TÚ y YO por siempre jamás. ¿No se trata de eso? Sino, no sería amor, ¿cómo osar poner ese calificativo a cosas tan nimias, envueltas en la vacía lujuria?

Si tuviera un lienzo escribiría esas pinceladas silenciosas para ti, día a día. El problema es que nunca me fue posible comprar ninguno. Grandes tormentas caminan por el mundo, remolinos llenos de egoísmo y maldad. Intereses efímeros. Intereses de pago, individualistas o rellenos de vicio. Mundo al revés. Los tiempos son difíciles y la Tierra no muestra más que paisajes desiertos, cunetas con perros abandonados y despreciables puticlubs. Y conduzco, conduzco por esta carretera de la vida. Fijo la mirada hacia adelante. Muevo la cabeza hacia la izquierda y hacia la derecha, temerosa de sufrir un accidente. En ocasiones,creí ver señales, señales que me llevaban hacia ti, pero supongo que fueron estrellas fugaces que solo me pueden contar un bonito cuento de madrugada. ¡Oh! Yo quiero algo REAL y es terrible esta sensación del miedo mordiendo la piel, las noches efímeras y los días en que los demás se empeñan en recordarme tu ausencia. Temo cambiar el sentido de mi dirección. Temo escuchar la canción equivocada y que me aleje más de ti. Temo no tenerte nunca. Temo que te pierdas de mí. Recorro cada día kilómetros y kilómetros con suma discreción, pero si permitiera que un accidente me diera alcance, te lo ruego, por favor: perdóname. 

Y te digo, si las luces de nuestro tiempo ya hubieran permitido que nos conociéramos: búscame, mejor si es por sorpresa. Búscame cuando duerma. Cuando distraída ojee unos papeles en un parque de mi ciudad. Búscame en la noche o en un sueño. Búscame y hazme saber de ti. Sino, si esa magia especial que nos trae al mundo no nos permitió coincidir en el mismo tiempo de nuestras existencias, al menos permíteme el consuelo de saberte en el espacio infinito. En ese caso, he de esperar más para verte: coger una escalera plateada y dejar que tu aroma vacío me bese la piel. ¿Valdría la pena esperarte toda una vida? Yo creo que sí. 

Y sí, sé que soy un ente extraño, en un mundo extraño y quizás, por eso, si pudiera pintar con seguridad mis notas silenciosas en el lienzo de tu pecho, te ofrecería algo diferente; todo eso si tú quisieras, si me dieras la oportunidad. Y para terminar, te mando esta Luna,

Fuente de la imagen: familiar.                                                               esta Luna que es para ti.Y procuraré prestar atención a los sonidos de la noche, a ver si esta vez te puedo oír.

Firmado:

                                                                         La Justiciera del Amor.



lunes, junio 16, 2014

Pregúntame y yo te respondo.

Del blog de Ninive saqué estas cinco preguntas y rememorando aquellos tiempos en que los memes eran simples encuestadores anónimos que te preguntaban en el papel y  a los que nosotros nos entregábamos en ocasiones con el entusiasmo y pureza con la que se entregan los niños (al menos, en mi caso), decidí contestarlo. Si alguien se anima que lo haga también y si quiere, que me invite a escuchar en su terraza virtual sus palabras.

1.- ¿A qué personaje de un libro te gustaría tener como amigo en la vida real?

Difícil pregunta, hay tantos... Cualquiera que me dijera :

-Ven al mundo de mi cabeza,

Por supuesto, no tendría que darme mucho miedo. O quizás también el más desgraciado, más incomprendido, más invisible... y supongo que en definitiva, se pareciera más a mí. O bien podría ser un sabio que soltara a menudo palabras o frases que me hicieran pensar. Aquel que me provocara una sonrisa interior y un halo de tranquilidad y esperanza.

2.- ¿Tienes algún libro en especial del que quieras que se haga película o serie?

No, no creo. Con dibujar con la mente me conformo. Es mágico ir viendo sin ver, crearse esos mundos a tu manera particular. Pero si quieren hacer alguna serie o película de alguno, no me importa verlas, pero eso sí, habiendo leído antes el libro.

3.- Si te tuvieras que mudar… ¿Qué ciudad fantástica elegirías de destino?

Mi ciudad sería bien real. De momento, estoy conforme estando cerca del azul mediterráneo, aunque no le haría ascos a una cabaña en medio de una playa solitaria y tranquila en el mediterráneo.

4.- ¿Prefieres los finales abiertos o cerrados?

Cerrados, abiertos, según. Por lo general. prefiero una respuesta categórica, algo que me asegure cómo acaba realmente una historia.

5.- ¿Qué significa para ti leer?



Entrar a otros mundos.  Volar. Viajar. Vivir experiencias que probablemente jamás viviré. Desconectar del mundo en el que vivo y viajar muy lejos para después regresar; un viaje astral cuyo retorno aún puedo controlar. Tratar de descifrar el inabarcable mundo de las mentes ajenas y jamás conseguirlo, lo que hace que perdure aún más y más el placer.