- Por qué me olvidas.
- No te olvido.
- Sí, lo haces.
- No lo hago.
- Recuerda, has de estar preparada tanto para el fracaso como para el éxito- una vez más pienso que Fracaso tiene razón o quizás Éxito. No sé bien quién me habla, siempre me confundo.
Las melodías han hablado. Las poesías. Los escritos. Lo hacen todos los días, en alguna estación del tiempo.
Yo y el escenario... Tú y el escenario... ¿Qué pasó? Binomio de partes contrapuestas. ¿Monedas de plata o el nimio y vacío paso a la historia? No lo sé. En este momento no tengo ni idea. Una voluntaria agnosia se apoderó de mí. El despertar de la mañana y no sé si estoy despierta o vivo en un continuo de sueños. ¿Gané o perdí? ¿Qué opinaron? Lo desconozco. Sólo sé que todo salió dentro de mí. No importa nada ya. Es lo que tiene vivir en el desierto de Arizona todos los días. Un coche para. Una sonrisa sale de su interior ¿me subo o no me subo? Me pregunto cuánto tendrá de esperanza de vida esa luna menguante en los labios. ¿Me dejará a mitad de camino? Ojalá esta brújula mágica, que reposa en mis manos, pudiera saber eso más a menudo. En la vía, sola o en compañía de algún amable conductor, cargo mi mochila de sueños. Ya no importa nada. Yo parí cada una de esas creaciones, cada prisma de palabras, cada gota de mi ser. Ellas y yo somos una. Sé quien soy. Eso basta.