Imagen de la red
Con-muevo
el arenal de tu cuerpo
Agito
tu bosque de pestañas
que lanzan mar,
peces,
agua,
peces que se creían muertos
y que se vuelven semillas.
Y de tu corazón muevo tu lava
y de tu lava, saco tu río
y de tu río, ese sonido
que te mueve por dentro.
¡No te resistas, niño adulto!
¡Deja al oleaje deambular por tu cuerpo!
Y que de la espuma salga el grito,
y del grito, el escalofrío,
ese que electrifica el césped
en el que llueve tu alma.
Déjalo, no te resistas
al tornado de tu naturaleza
pues, ¿qué sería del con-mover
si no te mueve por dentro?