Mi diario, mis cosas, mi rinconcito donde plasmar pensamientos en "papel", mi "casita" azul, zona de entrenamiento, mi jardín alejado del mundo...
miércoles, agosto 23, 2006
La clase pesadilla
Tenía 14 años y mi hermana también cuando las dos nos vimos metidas en esa clase. Recuerdo que mi primer pensamiento en cuanto vi donde me había tocado fue: - ¿ esta es mi clase?-La clase en concreto, era 2º A de ESO. De unos 30 alumnos sólo éramos 5 chicas. Una de ellas, llamemosla Rosa tenía pelo largo y tintado de pelirrojo, dientes de caballo, cara larga y unos ojos saltones como los de una rana. Un día, que tocaba gimnasia nos dijo:
- Me voy al vestuario a tomar chocolate ¿ os venís?
- Vale - dijo Toñi.
No sé por qué sospeché que no se referiría al chocolate que podría encontrarse en cualquier casa, pero preferí creer que se trataba de una irresistible y deliciosa tableta de chocolate. Así pues, dicho y hecho. Una vez que entramos en el vestuario, Rosa se sentó en uno de los bancos, sacó una especie de cigarritos muy finos, y se puso a fumarlos. Yo me mantuve lejos , durante la conversación intentando no oler el pestilento olor a hierbas. A esta chica la terminaron hechando del instituto porque acabó por venir cuando le apetecía y no sé por qué razón pero, cuando esto sucedió experimenté una intensa alegría.
Mientras tanto, el mencionado chocolate seguía teniendo éxito, vi con mis propios ojos como en los cambios de clase aprovechaban para pasárselo unos a otros.
En aquella clase éramos unos pocos y atemorizados formales( creo que seis) en un mundo de drogadictos, borrachos , gamberros y violadores.
Los profesores parecían ignorar. Un día me tocó hablar con la tutora:
- Quiero ser tu amiga y que me cuentes tus cosas- me dijo en una actitud que a mi me pareció de fingido interés. Y no sé como fue que se lo solté :
- En la clase se drogan.
-¿Sí? es muy serio lo que estás diciendo ¿ estás segura?- dijo con actitud que parecía ser de sorpresa.
Enseguida me arrepentí. Temía que se enteraran de quién se había chivado y que hubiera algún tipo de represalia contra mi.
-No...
Sin embargo, pienso que esto debería haberlos puesto en sobreaviso; mi actitud creo que era bastante comprensible. Sin embargo, nadie hizo nada , cosa que nunca logré entender.
Pero, no sólo era la droga, sino otras cosas. Recuerdo que una vez cogieron a uno y lo rodearon en grupo bastante numeroso. De repente, en la clase se empezaron a oír unos gritos:
- ¡ Socorro! ¡ socorro! ¡ dejadme!- y empecé a ver ropa procedente del centro del círculo, por ahí saliendo. Con lo que mi pobre hermana se obsesionó y empezó a atarse los pantalones bien fuertes.
Uno de mi clase comenzó a salir con la chica de otra clase. Un día estaba en el patio con ella, cuando entre un montón de chicos los rodearon y él empezó toquetearla por todas partes. Al final, alguien que pasó por allí en ese momento y logró sacarla de aquel lío. El novio fue hechado del instituto.
Yo tampoco me libré de alguna fechoría, pero por suerte menos grave que a esta chica. Alguna que otra vez lloré y me sentí triste.
A esta clase, perfectamente cada uno de los afortunados que no formaban parte de ese mundo particular la podrían perfectamente haber llamado " La clase pesadilla". De hecho, los profesores venían a darnos clase arrastrando los pies; yo iba hacia clase y delante mío estaba el profesor de matemáticas ,que se dirigía con pasos desganados a nuestra clase, y el maestro de gimnasia, que en ese momento salía. Éste último se dirigió al de matemáticas:
- ¿ Te toca clase con los de 2º A?
- Sí...- respondió el profesor de matemáticas apático.
- Pues que Dios te bendiga- replicó el otro.
El ambiente era un desastre, desde saltar por las mesas hasta masturbarse con los picos de éstas. Yo no sabía dónde mirar, siempre con la cabeza gacha prefería mirar el pupitre, aunque me aprendiera de memoria sus ralladas y pintadas.
Pasó el curso y al siguiente todo cambió. En mi nueva clase todo era tan distinto... ...nadie que saltara por las mesas, nadie que se repartiera droga delante de mis narices, nadie al que le diera por vigilar tus movimientos sin sacarte de quicio... ...realmente estaba alucinada, y aprendí de nuevo a observar mi alrededor sin ningún temor. Me sentía más fuerte, más endurecida,preparada para soportar cualquier tipo de amenaza. A parte, ahora cuento con que sé algún que otro movimiento de ninjitsu que me ha enseñado uno de mis hermanos. Así que ya sabéis : no os metáis conmigo, je,je.
De aquí saco una conclusión: algunas situaciones que no nos acaban de agradar y que a veces nos vemos obligados a soportar, sirven de mucho: porque nos hacen fuertes.
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7 comentarios:
o_0!? Cielos!
Honestamente lo que vivieron tu hermana y vos ese año no lo deseo a nadie...debe ser horrible tener miedo de todo y todos, DENTRO DEL COLEGIO! Debería ser un refugio, una "escuela" (como dice su nombre).
Aunque pensándolo bien quizás sí fue escuela, quizás sí te enseñó algo.. vos misma lo dijiste, no? Todo pasa por algo!!
Un beso super grande. Ya te agregué a mis favoritos así siempre tengo la oportunidad de leerte...espero que pases algún otro día por el mío. Un beso!!
AAAsu
lamentablemente el mal ronda por todos lados, a veces disfrazado.
Gracias por tu visita y amables palabras.
Un beso.
A mis 19 años yo ya hubiera querido poder relatar como tu lo haces, escribes muy lindo y aunque escribes de cosas cotidianas, lo haces de forma muy interesante. Con tu permiso regresaré para leerte de nuevo. Gracias por tu visita. Besos
Que situación más fea. No del mismo tipo pero soporto situaciones horribles casi todas las noches en mi trabajo; pero es como vos decís, esas situaciones que no nos agradan nos hacen fuertes, aunque a pesar de eso no me cansaré de buscar la forma de evitarlas.
Jolines, Esther, me hiciste recordar las epocas de colegio cuando temia por mi propia integridad, por evitar ser el punto de ataque. Por suerte, mi mecanismo de defensa me ayudo hasta de viejo asi que aqui tienes lo que sobrevivio.
He de confesar que me hubiera gustado pasar por algunos castigos (pase por muchos, pero no todos), se qu ehaora me reiria de ello en mi celda dentro del hospital psiquiatrico despues de haber liderado a un grupo fanatico al suicidio.
Slaudos.
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