Señora Razón y señor Love.

De repente, al despertar un día cualquiera, te das cuenta de que tu corazón vibra, se inquieta, se emociona. Y es todo su ser, todo él, el que se queda anclado en tu mente. Intentas atemorizarlo, espantarlo pero, vuelve; da igual lo que ya hagas porque caíste. Quizás fuíste un descuidado paseante que fue objeto de un travieso Cupido, un empleado, un espectador, un cliente, un turista, un comensal... ...da igual, estás atrapado. Si Cupido jugó con flecha de doble efecto mutuo,posiblemente estás salvado, sino prepárate. Si no tuviste suerte, estás enferm@. Y la enfermedad del amor, es de lo peor: no existe doctor sobre la tierra que tenga un diagnóstico efectivo. Fantasías tontas e imposibles, pensamientos obsesivos, tristeza, miedo, noches en vela,dolor, son algunos síntomas. La razón intenta imponerse, firme, autoritaria pero, queda callada por los fuertes latidos de un corazón. Porque el corazón es un niño caprichoso y tozudo, que siempre quiere salirse con la suya. La razón, más sabia, es saboteada por las exigencias de este niño pequeño, gritos de rabia y pataletas que consiguen que, rendida, cansada y harta,diga:

- De acuerdo.

Desesperada, intento agarrarme a la razón; quiero que me limpie, que me purifique. Quiero sentir esa paz de espíritu que me hace sentir tan bien, tan feliz. Me agarro a mi almohada, mientras señor Love me abraza un pié, intentando subírseme por la pierna e invadirme no sé muy bien cómo. Tiro patadas al aire, intentando quitármelo de encima:

-¡Quita!- digo o pienso, no lo sé.

Pero, él es muy fuerte; poco puedo hacer. Hay días en que la señora Razón es muy fuerte y le vence. Entonces, es su luz blanca y purificadora, la que absorvo, la que me duerme, la que me despierta, la que me acompaña. Y es su luz, la que me hace ver el mundo tal y como es, sin máscaras, sin tapujos. Y sonrío, por dentro o por fuera, no lo sé pero, sonrío. Pero, a veces ocurre, que señor Love gana, no sé por qué: quizás fue porque señora Razón no se levantó con buen pié, o es despistada y no sacó a tiempo sus armas más poderosas. El caso es que señor Love, consigue ir más allá de mi pié. Su luz roja sangre, demoniaca, me invade. Resignada, con mirada vacía espero a que se ponga en acción; ya nada puedo hacer. Los efectos vienen enseguida: pensar obsesivo que asesina a los demás pensamientos, tristeza, dolor, enfado, realidades que no lo son.

Un muchacho me trae un regalo, lo abro y es amor ¡Qué bonito! ¡Me encanta! Ni siquiera la joya más lujosa del mundo puede igualarlo en belleza. Juego con él ensinismada, maravillada; es algo nuevo y me atrae pero, no, no puedo aceptarlo ¿qué me pasa? ¿miedo o qué? Lo devuelvo, me doy la vuelta y me voy. Camino el camino de la eternidad. Ahora lo sé: nunca más lo veré. Gotas de rocío para el alma. Soy una triste, anónima figura, dama de negro y andante. Con el tiempo, señora Razón me invadirá con su pureza. Pero, soy un ser vulnerable; sé que tarde o temprano, señor Love volverá; de nuevo interrumpirá mi caminar con otro muchacho y su respectivo regalo de amor. Puede que me hechice para después de nuevo doler. Por éso estoy condenada.

Odio al señor Love por todo lo que me hace, pero, extrañamente lo necesito ¿Cómo es posible?

Ésto es lo pasa a veces cuando señor Love aterriza sobre tí. Tened cuidado, por si acaso.Dulces sueños.


Corazón atómico, Zoe.