viernes, mayo 15, 2009

Casaca.

Un día cualquiera no sabes qué hora es, te acuestas a mi lado sin saber por qué. No sólo lo haces conmigo, sino con algún que otro rostro que se desfigura en la sombra de mi no memoria o que toma el relieve de lo conocido. Un rostro que esconde tu regalo de cristal bajo la oscuridad de lo clandestino o que quizás deja ver las perlas de cristal saliendo de sus ojos. Y así, te mueves tú, tristeza, tristeza negra, sin horario, sin edad, enarbolando tu bandera de eternidad. Pero, quizás hoy tengas miedo, al igual que tu antagónica, la felicidad y quién sabe quién más de todo ese manojo de sentimientos; el mundo parece que cada vez se duerme más ante la marea de sentimientos.

Alguien se mira en el espejo de una gran ciudad, dispuesta a empezar un nuevo día. Toca las teclas de su pelo y de su piel. Un último roce de toalla. Ropa. Últimos retoques. El abrazo, el abrazo a la calle. Mundo, mundo de rostros extraños, guardando silentes secretos de recuerdo. Se atropellan unos a otros, se pisotean... pero, nadie parece detenerse. Ni un sólo gesto, ni una sola voz... Frío, indiferencia. Ella debe de ser como ellos, sí, por mucho que se empeñe en decirse lo contrario. Se pone la casaca de la indiferencia, es el mejor traje para caminar en ese mundo, no pensar, no sentir... Se la ha puesto tantas veces, que teme que se haya acostumbrado demasiado a ella o quizás no sea verdad, quizás aún no esté dormida del todo, quizás se engañe a sí misma: cree coger esa casaca, cuando en realidad anda desnuda. Pero, quizás es mejor así: engañarse o no, pero con casaca. Mejor no esperar nada. Los segundos son demasiado cortos para perder el tiempo en sombras lúgubres. Mundo, mundo oscuro y no; de repente un día amanece lleno de flores, otro sin color particular... ¿quién lo entiende? ¿Rostros fríos o máscaras de Carnaval? ¡Bah! Puede que ni siquiera ella se entienda. Es todo tan contradictorio... Pero, esa casaca, imaginaria o no, la gusta: es cómoda, libre... La permite degustar mejor el sabor de los minutos, de sus besos de vida. A veces, es olvidadiza y la deja abandonada en un rincón pero, normalmente procura llevarla consigo. Y los días, esos días en los que decide poner una sonrisa radiante de sol en su boca, son los mejores. Esto último, en ocasiones la cuesta más pero, ella lo intenta.

-No hay dinero que iguale esa sensación y no pierdes nada por intentarlo - afirma.

Se ha hundido muchas veces... Naufragar, morir, renacer... No es agradable, claro que no, pero es como el movimiento que da vida a la historia, que la dinamiza... Y te rebelas y sales, siendo el mismo o quizás un poquito diferente. Nueva esencia de sabiduría.

- No hay que rendirse nunca. Nunca.- se dice.

Hoy, la vi. Fue uno de esos días en que decidió dibujar una sonrisa y el siguiente vídeo fue lo que me regaló.

11 comentarios:

Reithor dijo...

Mira que precisamente hoy he estado hablando con una amiga mía de cuando nos quitamos la coraza (tu mundo parece más pacífico y con casaca basta) y qué nos había parecido desde entonces, hace hoy un año... y cierto es que, salvo en la intimidad más propia, bien falta hace con los tiempos que corren.

A mirar el perchero :)

Un besote

Unknown dijo...

Entrei, li e deixo-te uma palavra de amizade e carinho.

Feliz fim de semana.

Besos para ti com toda a ternura.

ZezinhoMota

Infinito Jordi dijo...

Regresé, un abrazo.

abulico dijo...

El titulo es como homenaje a Antonio Vega... A que si?

Es una cosa ya demasiado comun lo de las mascaras y las corazas; pero creo que es uno de los pecados de la sociedad en cuanto avanzan o se desarrollan.

Saludos!!!!

Pugliesino dijo...

Despierta al mundo de su letargo, su música lo desviste, sus letras lo refrescan, no hay que entender, ni cuando ni por qué. Amanece y él lo supo ver.
Valiosa casaca.
Un abrazo!

Amanecer dijo...

gracias por este post. Pasaba un momento triste pero
me animaste un huevo ! como se dice en lima
Besos

Julius Contreras dijo...

Se necesita una coraza de indiferencia para enfrentar a un mundo indiferente. Cuando ya estamos en las cuatro apredes de nuestra soledad es cuando aflora la desnudez que todos procuramos ocultar... al mundo. Un abrazo.

Viv. dijo...

La "casaca" puesta ante un medio evidentemente hostil como arma de defensa supone que ese medio nos inspira miedo; nadie está libre de experimentarlo, pero, apuesto por una actitud más espontánea que atraerá más riesgos pero también más satisfacciones.
Besos.

Brujita dijo...

sobre corazas podria escribir casi una tesis... las conozco de todas medidas y colores y siempre me acompaña alguna....

besines embrujados

Rolando Escaró dijo...

de tan comunes que son,a veces me pregunto que nos hariamos sin las corazas...

Patricia dijo...

Son casacas que cambian con el tiempo, envejecen con el uso o quedan olvidadas en un rincon...un dia cansada te ves al espejo nuevamente y te preguntas que cambio? y entonces te das cuenta que ese dia, dejaste todo el peso atras.
Precioso texto! bravo!!!
Todos hemos caminado con casacas, mascaras, indiferentes...lo describiste tal y como se siente...
besos,