Estuve debatiéndome entre si contarlo o, no, pero por lo mal que lo he pasado recientemente, he decidido contar mi experiencia, por si puede servir a alguien para reflexionar y quien sabe, si para evitar consecuencias peores, porque con LA SALUD NO SE JUEGA Y ESTA DEBERÍA ESTAR POR ENCIMA DE CUALQUIER INTERÉS ECONÓMICO. Que quede claro que no pretendo perjudicar a nadie, pero bien claro dejo lo que menciono en letras mayúsculas.
Comencé a consumir bebidas energéticas en aquellos días arduos de estudio en los que las noches ya no parecían ser suficientes para meterse en la cabeza todo el temario o cuando el sueño parecía que me vencía en los momentos más inoportunos. Nunca fui consumidora regular; solo he hecho uso de estas bebidas muy esporádicamente, días sueltos, con meses enteros en los que no la he probado. Mi familia y alguna que otra amistad, siempre trataban de advertirme sobre los peligros de tomar este tipo de bebidas, pero yo siempre encontraba los lugares más insospechados donde esconderlas. Jamás encontré el momento en el que informarme; simplemente, no me molesté, a pesar de haber tenido (para más inri), relaciones con la sanidad, pero incluso, algunos profesionales de la salud disfrutan de malas prácticas ¿POR QUÉ? Es un dato curioso, pero fíjense: como aquellos médicos que salen a fumar u otros tipos de profesionales. Por suerte, parece que el consumo de ciertos productos nocivos (no todos) esté disminuyendo. Quizás debería ser así y sentimos en el alma que a cierta gente se les pueda chafar un negocio, pero con LA SALUD NO SE JUEGA. Se me ocurre que no tendría que estropeárseles el negocio: innóvense, busquen otras alternativas que sean más saludables, novedosas y que mantengan contentas, felices y SALUDABLES a todas las partes. Sé que no es fácil, pero es lo que hay.
¿Por qué? ¿Por qué lo hacía a pesar de oír los rumores de agua? ¿Por qué a veces elegimos caminos que no nos sientan bien? A veces, por desgracia, ALGUNOS SERES HUMANOS TENDEMOS A LA AUTODESTRUCCIÓN. El mundo es complejo, una maraña de ingredientes con diversos sabores que a veces, son tan dispares que chocan entre sí. Todo esto nos confunde, nos abruma, nos despista y no siempre es tan fácil distinguir un sabor dulce de otro salado. Pero... creo que a pesar de toda esta complejidad que nos ahoga, en este tema y en otras disciplinas existen dos aspectos claros, al menos, que son sustancia de todo contexto en el que nos movamos: ya sea política, consumo, romance... Pero... no entraré en esto, al menos, por ahora. Mi pregunta era ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ LO HICE? Creo que un argumento de gran peso es: "Yo soy fuerte, no va a pasar nada".
Como os dije, no fui consumidora habitual, pero en los últimos años, casi imperceptiblemente, en mi caso, noté algo curioso: los efectos parecían ser cada vez más fuertes, aunque aumentaban muy lentamente, de forma casi imperceptible; he llegado a estar en una clase completamente tiesa y a resultarme casi insoportable mantenerme sentada. Pero... hace pocos días, fue nefasto para mí, claro que he de advertirles que aquella mañana bebí café, algo que me gusta. No llegué a beber la lata entera, pero les cuento que, al mediodía una sensación de creciente agobio cayó sobre mí. Fui incapaz de acabar mi comida, las náuseas se me acumulaban en el cuello como un collarín y en la cabeza... una sensación extraña se cernía sobre ella, que enmarcaría entre vigilia y desmayo. Mis movimientos eran rápidos y fuertes y tenía ganas de tirarlo todo. No sé cuántas veces recorrí el pasillo y cuántas me tumbé, cuántas cambié de postura, hasta que me quedé dormida. Al día siguiente, continué sintiéndome extraña, pero al mediodía, después de que un familiar aludiera a mi mal aspecto físico y me regañara y con razón, comencé a tener unos temblores terribles (supongo que tendrían cierto componente de sugestión: no encontrándome del todo bien y que encima, me hicieran más consciente de esa realidad). Tampoco fui capaz de acabar mi comida y permanecí varias horas temblando, sin control y de forma desorbitrada. Les juro que traté de calmarme y que incluso, tumbada, hablaba con mis familiares y hasta veía la televisión y, aunque mi alma estaba ya calmada y me ayudé con el argumento de "no tienes nada", ni aun así, era capaz de eliminar aquellos temblores, hasta que al final, tuvieron que administrarme un calmante muy fuerte que. aunque me tardó un rato en hacer efecto, al fin consiguió que cayera en un sueño ligero que me libró de todo temblor.
Mi lógica "médica" siempre me llevó a pensar que las sustancias de estas bebidas se eliminaban por ciertas vías intra y extracorporales, pero mi fatal experiencia, me llevó a pensar que esto podría no ser así: PUDIERA SER QUE EN EL CUERPO FUERA QUEDANDO COMO UNA ESPECIE DE MEMORIA "VÍRICA" QUE PROVOCARA QUE A MAYOR CONSUMO, SE PRODUJERA MÁS REACCIÓN. AL MENOS, EN ALGUNOS CASOS.
Obviamente y tras lo ocurrido, al fin, estuve profundizando en el tema. Brevemente, les contaré algunos de los efectos nocivos de este tipo de productos.
1.- Dadas las altas dosis de cafeína se acelera el ritmo cardiaco y se hiperestimula el sistema nervioso central. Aumenta la presión sanguínea y esta presión generalizada, junto a otros factores, puede llegar a provocar incluso, una insuficiencia renal. Obviamente, pueden producirse problemas de sueño, irritabilidad, náuseas, vómitos, ansiedad, nerviosismo. temblores y micción frecuente. También, pueden darse INFARTOS en diferentes partes del cuerpo como en el corazón o en el cerebro, llegando incluso a la MUERTE o crearse isquemias (obstrucción parcial de sangre en las vías sanguíneas) que podrían paralizar una parte del cuerpo como un brazo, una parte de la cara... Dado que hay riesgo de isquemias e infartos, también pueden verse afectados otros órganos como el hígado, muriendo parte de ellos y que no funcionen correctamente.
2.- El alto contenido en azúcares puede provocar aumento de peso, si se consume de manera desmesurada y regular. Puede aparecer una diabetes e incluso, atontamiento mental. Obviamente, el sobreexceso de azúcares y otras sustancias que se generan en el cuerpo, pueden hacer que aumenten ciertas hormonas (como la insulina, para los azúcares), lo que provoca una alteración metabólica general importante que puede dar lugar a otras posibles enfermedades.
3.- En ciertas personas, estas bebidas pueden crearles cierto grado de adicción.
4.- Aún se desconoce qué efectos puede provocar esta bebida combinada con otros medicamentos.
5.- Combinar esta bebida con alcohol puede resultar MORTAL, ya que el alcohol es un inmunodepresor (relajante) y combinarlo de forma abrupta con un estimulante, puede provocar una especie de efecto de choque en el corazón, que puede llevar directamente, a un paro cardiaco.
Obviamente, el grado de los efectos varía de una persona a otra, según sus características, su consumo en frecuencia y en cantidad y su estilo de vida. Pero... el riesgo está ahí. Yo... podría decir que siempre me he considerado una persona de salud de hierro y que, según cuentan parte de mi "linaje", por deciroslo así, son duros como las piedras. Pero... da igual lo fuerte que puedas sentirte y el "no me puede pasar a mí". Puede... que un día ¡zas! Te llegue una sorpresa pues, nadie escapa a los pegajosos tentáculos de la muerte, eso creo, al menos, por hoy.
No me siento orgullosa de mi comportamiento y reconozco que yo me lo busqué, pero al menos (como ya mencioné), espero que mi experiencia y toda la información que recopilé, pueda hacerles reflexionar o, por qué no, si alguien lo desea, que me cuente su propia vivencia. Siempre existe la posibilidad de que podamos enriquecernos los unos de los otros, siempre que se haga con educación y respeto.
Puedo dar gracias a Dios o a quien sea de que sobreviví y que me encuentro mejor. Nadie puede imaginar lo desesperante que es sentir que... (no quiero pensarlo) puedes estar yéndote o que te puede estar pasando algo terrible y sin embargo, los demás, no pueden hacer otra cosa mejor de la que hacen. Ese "¡Ayúdame, por favor!" "¿Qué puedo hacer?" Y que no haya nada más que puedan hacer por ti. Obviamente, usted, posible lector, tiene la última palabra para decidir si sigue consumiendo este tipo de bebidas, pero a día de hoy, mi voto es NO. Para mí, si ya le hice reflexionar, es un logro, independientemente ya de cómo actúe.
Artículo médico que me gustó, por si quieren profundizar, aquí.
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