martes, junio 24, 2008

Una perra en el espacio.


Ya estaba acostumbrada a andar por las frías calles invernales de Moscú de los años 50, sola, con la cabeza gacha,el rabo entre las piernas y continuamente perdida ¿Mi nombre? Jamás recordé haber tenido un nombre. Mis pasos, mis pasos eran libres como el mar... ...aquél que oí mencionar alguna vez y que jamás llegué a ver. Todos los días eran la misma rutina: hurgar en las bolsas de basura, deseando que fueran generosas conmigo y mendigando y esperando alguna muestra de cariño de aquellos transeúntes que en medio de sus prisas pasaban ante mí impasibles. Al final de mis aventuras de perra callejera, quizás me esperase ese puente que velaría por mis sueños o, quizás algún rinconcito acogedor en un humilde portal.

Al fin, llegó el día con el que tanto había soñado. Iba yo con mi habitual desorientación por una de las calles de Moscú cuando alguien se agachó y con un extraño sonido que brotó de entre sus labios, me llamó. Acudí encantada ¡Jamás había sentido tanta alegría! Al fin, alguien me tendía una mano amiga. Saldría de esa vida que llevaba y por fin podría conocer el sabor del cariño y de la ternura.

Esta persona me llevó hasta otras más personas que parecía que trabajaban ¿En qué? No lo sé, lo que sí que veía era aparatos muy extraños, hechos con metal, sobre todo. Alguna vez, me pareció ver también a una de estas personas portando unos atuendos muy raros. El ambiente era agradable, aunque no por ello dejaba de ser raro. Entre risas, alegría y bromas, me fueron cambiando el nombre: primero, me llamaron Kudryavka (rizadita),después Zhuchka (bichito), más tarde Limonchik (limoncito) y por último, Лайка (Laika).

Un día, un hombre con aspecto decidido, se levantó de su asiento, dio una palmada y anunció:

- Mañana comenzará el entrenamiento de Laika.

¿Ejercicio? Me agradó la idea, el ejercicio siempre me había parecido una forma excelente de mantenerse en forma y ahora que me había abandonado a "la buena vida", me vendría bien para no perder mi forma física. Pero ¡maldita la hora en la que empezó todo aquéllo! Me metieron en un reducido habitáculo que ellos conocían como cápsula. Entonces, un estrépito horrible lo inundaba todo, un ruido que me ponía muy nerviosa y me hacía temblar.

- Así se acostumbrarán para cuando llegue el momento- decían a modo de justificación.

-¿El momento? ¿De qué?- me preguntaba.

Llegó el día en que me metieron en un aparato peculiar: ellos lo llamaban Sputnik 2. Antes me habían untado con etanol y tras ponerme en algunas zonas yodo, me colocaron sobre éste último unos sensores, según ellos para saber cómo me encontraba. La verdad, es que aunque me desconcertaba aquel comportamiento tan extraño de aquellos humanos y me halagaba en algunos momentos tanta atención, yo no necesitaba todo aquello: lo único que yo quería era amor, tan simple como eso. Jamás imaginé que a mi corta edad de 3 años, ya no volvería a sentir la tierra bajo mis piés. Allí me dejaron a mi suerte ¿me habrían abandonado? No, tardé tres días en saber de ellos. Fue entonces, cuando el 3 de noviembre de 1957, Sputnik 2 se elevó a una velocidad relámpago, mientras me torturaba con ese ruido que yo odiaba tanto ¿Dónde me encontraba? ¿Sería éste el infierno del que también hablaban ocasionalmente los humanos? Y ¿Por qué estaba yo aquí? ¿Qué había hecho de malo? El calor lo inundó todo, un calor pesado y asfixiante que formaba una singular mezcla con los latidos de mi corazón, un corazón que parecía que se me fuera a salir del pecho en cualquier momento. Miré por la ventana: un telón oscuro y de piedras preciosas había osado sustituir al azul día del cielo. Yo giraba y giraba, alrededor de una bola gigante y multicolor. Ladré y gemí, con la esperanza de que alguien pudiera responder a mi llamada; nadie lo hizo. También estuve comiendo, pero nada lograba en el fondo tranquilizarme. Al final, mi corazón acelerado se cansó de latir y me sumí en un profundo y eterno sueño. Ahora, soy en la Tierra una perra menos, pero, en el cielo una estrella más, como decían mis amigos, los de Mecano. Así que fíjate bien: quizás si miras al cielo, algún día puedas verme.



Laika,Mecano.

13 comentarios:

Esther dijo...

Perdonenme otra vez por lo de los párrafos, pero, no pude arreglarlo.

Quizás sea verdad y ella sea una estrella :)

Saluditos a tod@s.

Christian dijo...

Impresionante relato. tengo un problema con los animales, sencillamente soy muy mascotero... me llegó muy muy cerca. Lindo lugar, Esther.

Dinorider d'Andoandor dijo...

vaya historia la de Laikita! uuna pequeña que tuvo que pagar con su vida los egoístas impetús de la guerra fría

Dinorider d'Andoandor dijo...

me gustó mucho el video

Anónimo dijo...

Pobrecita. No sabes la pena que me ha dado ver ahí al pobre animalito. He llorado y todo. No sé, como puede haber gente así de mala en el mundo. Es algo que nunca entenderé.

Un besito.

Alicia Cañellas dijo...

Esther: Has elaborado un relato interesante.
Lo malo es que la historia de Laika me entristece cada vez que la recuerdo. No deja de ser un sacrificio... Me da mucha pena, en serio. Lo mismo me ocurre cuando veo algún documental en el que se muestra cómo utilizan a animales (perros, monos...) para hacer pruebas, etc. Incluso el tema zoológicos no lo acabo de ver justo...
Besotes!

Anónimo dijo...

¿Ocurriría justamente así?
Un relato genial. Tienes una imaginación desbordante, Esther y maravillosa.
Además siempre aportas una moraleja, una enseñanza, tu particular punto de vista sobre las cosas.
Así que me levanto, me pongo en pie solemnemente y te aplaudo.
Me encantó esa nueva estrella que creaste. Que vele por todos nosotros.
Un beso muy grande.

Alicia Cañellas dijo...

Te he enlazado en mi blog, guapa.
Besotes!
(gracias también por enlazarme!)
Smuakas!

Alicia Cañellas dijo...

Vaya, parece que hemos cruzado mensajes! jejeje
:-)

Julius Contreras dijo...

A la pobre Laika le costó caro ser el primer ser viviente en el espacio. Lo malo (y viene aquí lo lamentable pero irremediable) es que muchos experimentos médicos se realizan en seres vivientes para poder comprobar en organismos vivientes de sangre caliente, y que se asemejen al hombre. O sea, se les sacrifica por nuestra supervivencia. En la época de Hitler, estos experimentos se realizaban directamente a seres humanos, como parte del holocausto nazi. No hay, pues, otro método de experimentación hasta donde se. Lo que si me jode es el sacrificio de animales por deporte o afición. Saludos.

Anónimo dijo...

No lo habia visto desde ese punto...
Pobre, no me gustan mucho los animales, pero si me entristece leer este tipo de historias...

Pero hay que pensar eso, que es una estrella aya en el espacio...

Saludos :D

Fernando Nerú dijo...

Esther de mi corazon, cuanta gracia y verdad reflejan tus composiciones.

Maravillosamente aciago.

Maravilloso el trabajo que realizas en este blog.


Un abrazo desde Ica mi tierra amada, desde donde te invito a mi blog, donde serás bienvenida.

Anónimo dijo...

Muchas gracias...
Sabes, fuiste mi primera felicitacion en el horario de aca :D, justo leyendo tu comentario,(12:03) me llego la 2da felicitacion :D

Me atrase un poco con el post, porque estoy peleando con la plantilla :D...

Muchas gracias...

Ah, espero tu comentario en mi post de cumpleaño eh... jejeje... No importa que solo diga Feliz cumple :D

Hasta luego...