Fría

El calor del sentir dentro de mi alma se volvió un gélido frío de invierno. Un frío que trae las ventiscas de nieve más molestas, montones y montones enormes de nieve. Yo, que de niña creía que todo el mundo era bueno,que en todos podía confiar. Yo, aquella muchachita que fantaseaba con encontrar al amor perfecto de su vida; yo, que esperaba con ilusión ser alguien en la vida; yo, que creía poder vivir lo no vivido,conquistar el tiempo y el espacio; yo, que creía poder ver más allá de las estrellas y aprender a discernir la verdad de la mentira; yo, que me creía una total superviviente; yo, yo y más yo.
Y me encontré con la desconfianza, la desilusión y aburrimiento, perderme cosas maravillosas, no dominar tiempo ni espacio,una confusión que se ríe de mí con sonoras carcajadas y el perderme en los abismos. Todas estas cosas se me cruzaron en el camino y volvieron el candor de aquellas emociones iniciales en un ambiente gélido e inhóspito. Y yo soy como un árbol desnudo envuelto en esa vestimenta blanca y fría, que misteriosamente ya no siente nada ¿Soy fría o, estoy fría? Por qué ya no soy capaz de sentir como antes; qué es lo que me cambió, cuándo sucedió y en qué momento me perdí.
Fríos y tristes días de diciembre, aquí en España; cambié mi mes: mayo, el mes de las flores; por noviembre o diciembre o enero o febrero...
Ya no existe mayo ni el nacer de las flores, sólo quedan nieves invernales. Y me pregunto si algún día esas flores, que quedaban por venir, nacerán y si los pájaros volverán a salir de sus nidos y a cantar bellas melodías. ¿Será posible? Dímelo tú. Lo único que sé es que algo cambió dentro de mí, algo que no logro entender o que no sé entender. Ya no soy la misma, es lo único que sé. Estoy fría o soy fría, no lo sé. Sólo queda esa palabra: fría.