De Safari con Richard Marx

Me encanta esta canción porque además de que me gusta nada me hace sentir lo que siento con ella. No me hace falta tener un casette al lado para oírla. La puedo oír en cualquier parte: en una sala de estudio silenciosa, mirando sentada en un banco el mar vivo en el puerto con sus ondas brillantes bajo el sol, o bajo el reflejo de la luna y de las farolas del puerto; en un gran centro comercial, en la soledad de mis noches, en el tren mientras miro el paisaje de la seca geografía,mientras camino por las calles de mi ciudad o cuando estoy en casa. No es mi canción pero,es mi canción. Mi alma vibra con cada nota, suspira y siente a tope. En las apariencias estoy tranquila pero, por dentro bailo con ella. Me trae recuerdos gratos de aquello que un tiempo fui y no sé si se esfumó o si sigue conmigo ¡Cambiamos tanto! Sí, yo y mi hermana teníamos cuatro años, cuando en lugar de estar en una guardería aprendiendo a leer, escribir,contar, pintar o los números como los demás niñ@s, íbamos de parque en parque, y al safari. Nuestro padre quería disfrutar de nosotras a tope. Era feliz con tal de vernos felices a nosotras, con vernos sonreír. Cuando entramos al colegio, aún no sabíamos leer, escribir, contar, o los números pero, todo aquello que los demás niños debieron aprender en un curso, nosotras lo aprendimos en pocos meses.¡ Agradezco tanto haber tenido los padres que hemos tenido! No lo digo con palabras, porque soy una cobarde pero, de verdad papi, agradezco el calor que nos diste, el cariño y la felicidad. Y estando día a día con ellos soy feliz.
Con esta música, me traslado en el tiempo y ya no soy la que tiene 20 años, ahora tengo 4 años y voy en barca con otra familia delante. El matrimonio de delante llevan tres o cuatro niños, uno de ellos rubio y pequeñajo, que se saca los mocos de la nariz. Yo y mi hermana detrás, con nuestros papás y vamos abrigadas por el calor no sólo por estar arropadas por ellos sino, por ese cariño tan especial y protector que nos tienen, alguna vez he escuchado a mi padre decir: - ¿ Hay algo que se pueda querer más que a un hijo?
La barca se pasea lentamente,y yo mirando todo mientras mi mamá me señala con el dedo pues a ambos lados del río hay terrenos donde se pasean tranquilamente los animales y mi padre explica a mi hermana. Mi madre es más joven y ya no usa tintes para tintarse las primeras canas; mi padre no tiene el pelo canoso y luce un frondoso bigote cortado un poco estilo años 80. Y sé que este es un día de noviembre de 1990, porque a los pocos días murió mi abuela materna. Cuando el paseo de la barca termina, todos vamos al local donde veremos el vídeo que nos han hecho, donde nos vemos a nosotr@s mismos, en la barquita y los tranquilos animales entre ellos mi querido mono Gustavo y es en ése vídeo donde navegaremos al compás de la música.
Y después de escuchar esta canción, ya sea con sus notas entrando por mis oídos o sólo en mi mente,desaparece la magia, aparece delante la realidad en la que me veo sumida; crezco de nuevo, mis pechos se desarrollan y crezco, crezco y crezco aunque no quiera crecer;aunque quiera parar mis pensamientos;aunque gruña o arañe; aunque grite, llore , calle ; aunque rece, suplique y alce las manos al cielo; vuelvo a ser la mujer que no quiero ser y es entonces cuando desearía de verdad volver a estar allí y me viene un sentimiento de melancolía y suspiro hiriente por dentro, incluso puede que me sienta triste y me da sensación como de querer llorar. ¿ Por qué me costará tanto ser mayor?