domingo, enero 18, 2009

Realidad transformada.



Al final del pueblecito, por una de sus esquinas se dejaba ver la inmensa tierra desnuda. Las olas bailaban al compás de la música del verano; se alzaban altas, presumidas y altaneras ignorando que otros mares estaban un poco más cerca de tocar el cielo ¿Cuánto medirían? ¿Poco más de un metro? Pero, aquél, parecía ser el sitio en el que el mediterráneo se volvía un pelín más revoltoso (al menos en la Costa Blanca) sacaba su alma infantil y quería jugar. Sobre todo los niños, respondíamos a su incitación y disfrutábamos saltándolas. Algunos padres agarraban a sus hijos.

- ¡Qué viene la ola! ¡Que ya viene! - exclamaba alguno y juntos la enfrentaban.

Los parapentes parecían caer desde el faro y coloreaban el cielo azul de vivos colores.

Desde arriba, los pinos de la serranía miraban al señor azul, que tanto nos hacía disfrutar. Estaban muy cercanos a él como participando de toda aquella consonancia de sentidos. Una inoportuna carretera, un feo aparcamiento y unas pocas casuchas se habían instalado entre esos seres de copa y ramas pero, pese a que esa presencia molestó, en un principio, a los esbeltos hombrecitos de la sierra y tuvieron miedo con que acabaran aniquilándolos a todos, luego se tranquilizaron al ver que aparentemente los humanos llevaban varios años tranquilos y que no parecían otra vez interesados en construir en el suelo que sostenía sus pies. Así, que ahí siguieron, en su siempre de siempre, contribuyendo al latido del mundo mediante sus moléculas de oxígeno. Siguieron cantando con el mar o siendo cómplices del vecinito que se reía de Esther o de su hermana porque ni siquiera sabían manejar ni unos patines de cuatro ruedas,de la parejita que se adentraba en el bosque para quizás darse un achuchón o quién sabe de qué más secretos ahogados por el tiempo y el silencio.

Al cabo de unos años, los pies de Esther volvieron a peinar el pueblo. Habían hecho un paseo muy bonito donde los puestos de baratijas (en su mayoría) e incluso de música instrumental, que pretendía imitar temas famosos, se agolpaban a un lado del precioso embaldosado. La brisa del mar acariciaba miles de cuerpos, intentando aliviarlos del agobiante calor del verano. Esther llegó al final del paseo y del pueblo, miró hacia la sierra pero... ...¡¿qué?! Una marea blanca de casas había sustituido la verde pinada. Esther no había visto la sierra tan fea. Sólo se había decidido conservar de ella un reducidísimo espacio que en épocas de lluvia se llenaba de agua, siendo el refugio de miles de aves migratorias. Pero, a menudo los vecinos aseñorados se quejaban porque decían que los mosquitos acudían desesperados a devorarlos y pedían a gritos una fulmigación como si dirigieran la natura, ignorando que lo único que hacían era formar parte de ella. En consonancia, los parapentes también habían dejado de colorear el cielo y por esa zona ya se amontonaba la gente en la playa; era difícil encontrar un sitio: se apretaban unos contra otros como si estuvieran en una lata de sardinas, como sucedía antaño en la zona más edificada del pueblo. Sí, debía de ser lo que parecía: nada allí era como antes.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

todo cambia, pero si miramos con sabiduría y con fe todo cambia para bien

un beso

Lunaria dijo...

Es una pena que esos paisajes naturales hayan cambiado. Al menos te quedan los recuerdos, pero es una lástima.

Dinorider d'Andoandor dijo...

¡qué triste! y yo que pensaba que esas cosas tan... sólo pasaban acá

Pugliesino dijo...

Dicen que el tiempo y el espacio queda atrapado en una fotografía para siempre.
En tu relato ese lugar quedará a salvo del mal llamado progreso.
Y el mar, ese mismo mar eterno y nunca la misma ola.
Precioso Esther.
Enhorabuena!

Anónimo dijo...

Bueno, al menos Esther sabe como fue una vez y eso es algo que futuras generaciones ya no podrán ver, pero sí saber. Siempre y cuando haya quién se lo cuente y bueno... ya sabes cómo funciona eso... ;)

Un beso!

Yahuan dijo...

Las cosas cambian a peor casi siempre, cambian a peor cuando dejamos que cambien sin necesidad de ello. El ser humano tiene cierta responsabilidad, y si no puede dar respuesta ante el orden del mundo, mejor que se duerma. Ese es mi bla, bla, bla.

Besos

Patricia dijo...

y cambia...nada es permanente...todo cambia. El mundo gira sin dar vuelta atras y cada segundo se vivio en el pasado, no es maravilloso? tener la oportunidad cada instante de empezar nuevamente?.....me encanto el relato...es que siempre me encantan tus relatos...
Un besote!

Christian dijo...

El paso del tiempo en ciertos lugares es inexorable. Mi primer lugar de veraneo es ahora un centro de verano lleno de motos y autos último modelo.

Anónimo dijo...

Los años pasan. Es ley de vida. Así que todo cambia, menos tu talento, que siempre está ahí. Una gran historia para irme a la cama. Vengo de ver a tu hermana y ahora remato la noche contigo. Sois dos personas geniales, así que ojalá la vida os dé mucho. Lo merecéis. Un beso fuerte y cuídate.

Brujita dijo...

"Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar."

y es más que cierto el tiempo pasa, pero queda ahi en el recuerdo...

Besines embrujados

Lluvia dijo...

Es una pena porque hay parajes que no deberían cambiar nunca, la tranquilidad que me transmitiste al describir ese sitio en tiempo antiguos es con lo que me quedo, mil gracias solete.
Con cariño.
ANA

Rolando Escaró dijo...

tambien me ha sucedido.pero creo que pese a esos cambios, hay lugares que permanecen intactos en nuestros recuerdos

Habitarás mi ocaso dijo...

A mi me encantaba patinar en mis rollers cuando era una niña.

Besos :)

Anónimo dijo...

Feliz fin de semana, amiga. Tus palabras siempre son una caricia. Al uno y al otro lado de la pantalla. A tu lado de forma incondicional. Besos.

Amanecer dijo...

el mejor lugar para conservar es la memoria aquellas imagenes que posiblemente se borren fisicamente


Un beso me anima leerte y asi escribir

abulico dijo...

que mal que el progreso siempre se lleve lo bonito de la naturaleza.

Menos mal que en tu mente siempre quedará esa imagen, cosa que afortunadamente el progreso no nos puede arrebatar.

Saluditos!!!

Infinito Jordi dijo...

Aunque salgan tipejos a la palestra (el bigotes ex presidente que habla tejano), diciendo que lo del cambio climático no es grave, opino que estamos en una fase donde se ha disparado el cambio de sitios que no deberían cambiar, que en el presente y futuro cercano, pasan a ser recuerdo.

Un abrazo Esther, de lo poco que aún podemos conservar, en un tiempo de sandeces y muy pocas luces...

Julius Contreras dijo...

Con la excusa de que no hay viviendas, los seres humanos invaden lo que sea. Para variar, qieren echar a los que han sido por siglos habitantes naturales de ese sitio ¿por que no intangibilizan ciertos sitios donde la naturaleza se pinta? ¿acaso el planeta va a ser todo un paisaje urbano?. Abrazos.