lunes, septiembre 22, 2008

Idas y venidas.

La felicidad no sólo se halla en la dicha, sino también en aprender a aceptar. Un día descubrí esa frase al abrir la puerta del mundo, como uno suele hacer cada mañana, al abrir los ojos. Apenas puedo recordar cuando por primera vez fui consciente de ello y el primer sentimiento al divisar unos vastos campos de desconocimiento total y absoluto y las gotas de esa emoción que poco a poco se fueron perdiendo por el camino y que quizás el agresivo sol del verano, el soplido del viento o el agua intrusa terminaron de aniquilar conforme fui creciendo, destapando misterios y acostumbrándome al relieve heterogéneo de la vida. Y apareciste tú, compañía inestable y viajera. Compartimos un mismo tren de espacios y tiempos, de momentos, de situaciones, pero el temperamental temporal irrumpió en el cielo con su dedo de luz, llevándonos sin ningún tipo de miramientos por caminos distintos. Entonces, el punzante dolor se apoderó de mi alma ( no sé si de las vuestras: tampoco puedo hablar por vosotros). Después, me visitó la lánguida y decaída tristeza y la serví durante unos días. Miraba el vagón y estaba solo, vacío, dormido. Me preguntaba por qué había pasado todo eso, por qué de la noche a la mañana tú, yo, nosotros, habíamos dejando de caminar juntos. Entonces lo vi: vi que las relaciones se cogían de las manos con finísimos hilos y a veces un mínimo contratiempo podía disiparlas, en ocasiones para siempre. Es así: un ir y venir... ... me ahogo en dolor y entonces es cuando la noche del tiempo me enseña a aceptar y redescubro el firme barco estable de la vida. Después, volví a mirar el vagón y me di cuenta de que no estaba sola: las compañías permanentes me rodeaban.

11 comentarios:

Dinorider d'Andoandor dijo...

aceptar y dejar partir, no siempre es fácil

Alicia Cañellas dijo...

Me a gustado mucho tu relato.
Creo que, aunque nos lo pueda parecer, NUNCA estamos solos... al menos, no del todo...
Besotes. Cuidate.

Rebeca Gonzalo dijo...

Como bien dices, siempre vamos dejando gente por el camino. Quizá los lazos que nos unían resultaban más frágiles de lo que pensábamos. Afortunadamente, también hay quienes nos acompañan en todo momento y por desgracia, casi nunca valoramos ese " estar con nosotros" como merecen. Muy bonito relato y muy verosimil y real. Resumes la vida con sus idas y venidas en tan sólo unas líneas. Me ha gustado mucho.

Anónimo dijo...

Y en ese instante,el momento final de tu historia,se reencuentra tu protagonista con la felicidad perdida en algún punto del trayecto.
Y habrá túneles en donde vuelva a desaparecer,estaciones por las que se extravíe,pero ellos no le dejarán.
Hermosa historia así como el contenido que lleva consigo
Un abrazo

Patricia dijo...

Me encanto como lo relataste, a veces me senti asi, senti como si algunas personas me acompanhaban y despues de pronto me encontraba sola...hasta que descubri que mi optica estaba reducida y me di cuenta que existian muchas cosas mas a mi alrededor, personas, eventos, objetivos, momentos, naturaleza...y me senti feliz...
bonito el post, me gusto mucho.
un beso

Christian dijo...

A mi me gusta estar solo de vez en cuando.

markín dijo...

Pensarnos, nos ocasiona ello.

Será que usualmente pensamos en el entorno y no en nosotros mismos?

Vuelve la calma cuando nos damos cuenta que son muchos más los que se ve en nuestra realidad.

La vida misma como ciclos, van y vienen las emociones. Y te pones a pensar en tus sonrisas, y las anhelas... y te deprimes en tus penas. Pero, todo pasa, pasamos nostros mismos.

Chau.

Jean Paul "X" dijo...

La felicidad consiste
en saber aceptarla
todo nos entrega
felicidad, sólo se
nesecita saber
apreciarla =)

Bueno...
que te muy bien
y se cuida ;)


=D



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«´¨ •.¸X el mejor¸¸.•´¨`»
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Sick dijo...

Cierto Dinorider, también hay que saber abrir la puerta y dejar ir.

Muaaaaaks!

Anónimo dijo...

La vida no deja de girar.
LLevas mucha razón, compañera.
Idas y venidas. ¿Acaso hay algo más?
¡Cómo me gusta leerte!
Cuídate.

Unknown dijo...

He viajado muchas veces en un vagón solitario o, lo que es peor, sintiéndome solo estando acompañado.

Todo se supera, es cierto. Por mucho que se sufra, siempre se sigue adelante.

Me encanta tu manera de expresarte, no me quedará más remedio que pasar a verte con frecuencia.

Un besito.