Los colores.

Tengo una caja de sueños escondida en alguna parte. Colores de arcoiris, que ya sea por miedo, o quizás por imposibilidad, no lo sé, quedaron atrapados dentro de esa caja de cartón. Qué más da, dormida o despierta, sigo creando colores de ensueño. Colores vivos, efecto espejo. Esperando lo imposible, lo absurdo, lo imperecedero, las sorpresas, el sol... ...aferrándome a la idea de que puedo moldear su condición como lo hace el artista al moldear la blanda arcilla a su antojo. Pero, unas fuezas, ajenas a esos colores, emanan de algún lugar, esas fuerzas escondidas, y entonces, susurran, conspiran. No hay nada que puedan hacer, los colores no pueden salir, ni conquistar al cielo, a la luna, a las estrellas, al mundo, al infinito y más allá. Alguno logra escapar, pero muchos son los que se pudren dentro de la cárcel, se van volviendo grises, y se van difuminando, hasta quedar en la nada. En algún lugar, se creó un sol de esperanzas, quizás a veces tontas, ingenuas, bonitas, razonables pero, esperanzas al fin y al cabo. Y cuántas veces, el sol, que deslumbra a nuestros ojos, parece poderse tocar con las manos, pero, éstas no pueden llegar, ni tocar, ni conquistar y parecen estar tan cerca pero, ¡no llegan nunca! El sol de la esperanza...

¿De qué me sirve crear este mundo de ensueños,de colores, de esperanzas, de fantasías? ¿Se puede vivir sin ellos? Me pregunto si no es mejor una realidad sin adornos coloridos, sin príncipes, ni héroes, ni princesas, ni monstruos, ni dragones, ni unicornios, ni hadas, ni gente a la que salvar... ...la realidad en su estado puro. Porque soñar es pintar sobre la nada, una nada que muchas veces no quiere dejar de ser, y es despertar y ver que todo aquello que creíste ver, sentir, vivir, no existe. Ok, entonces, procuro quedarme en la realidad y no puedo dejar de preguntarme:

- ¿No soñar es estar vivo?

Y vuelvo a caer en lo mismo, en ese mundo inaccesible al plano físico, que te hace , a veces, ver donde no hay, para luego atacarte con su espada traicionera. Y ¿por qué vuelvo? No lo sé. Quizás porque es el pan que necesito día a día. Vuelta a los colores, una y otra vez, y sigo sin descubrir si es bueno o malo.