domingo, octubre 23, 2011

Puzzle mágico.



Muchos de nosotros nacimos en un palacio, lleno de flores y amor. Dicen que existen otros, con paisajes más mustios; incluso cuentan que en algunos, desde alguna ventana, puede verse la cordillera Soledad. Yo no concibo un principio así; como creo que bastantes de nosotros. Nací con esa suerte, de poder vivir en un jardín bien cuidado de felicidad y donde el parking de la infancia se desarrolló como la música ligera de un vals de mariposa, que te hace volar. Luego, esos preciosos jardines y ese precioso palacio, correrán el riesgo de ser atacados, por ya adultos príncipes o princesas de reinos vecinos, inminentes y altas personalidades del mundo, la parca de la tristeza y quién sabe qué más pero, esa es otra historia.

Un día de cero, nos encontramos al lado de nuestra cuna de oro, un puzzle ¿No lo recuerdan? Al menos yo sí. Lo que pasa es que, al principio, no sabía ni para qué eran esas piezas. No tenía consciencia de que era yo, la tejedora de mi propia obra, al igual que imagino que os pasaría a vosotros. No sabemos exactamente quién nos daría ese regalo. Nuestros padres, obviamente, no fueron, porque ellos, aún en día, intentan hacer, con mayor torpeza o no, sus propias creaciones. No podemos ver si están más en la cúspide o no, pero, sí vemos sus manos, que muchas se mueven con mayor habilidad. Agachan la cabeza, se concentran y se centran en su tarea- los míos, algunos días lo hacen con chillidos insoportables- cada uno tiene su forma particular de hacerlo. Dicen que existe un rey, morador de todos los castillos y palacios de El tiempo pero, nadie lo conoce en este pueblo, personalmente. Según algunos, es muy bondadoso y puede que fuera él el que nos hiciera este regalo. Nadie lo sabe con exactitud. Lo cierto, es que todos estamos reponiendo, construyendo, quitando...

El puzzle, es extraño, sino, no sería mágico. Las piezas, no se ven pero, sientes la energía que hay en ellas, su fuerza, el fugor del mundo interior, cuando logras que encajen en un sitio y eres capaz de darlas un completo sentido y avanzar más hacia el aire de estrellas. Pocos lo alcanzan, pocos llegan a esa paz interior; a ese "Ya está. Ya llegué". A veces, las piezas se mueven, son dinámicas, cambian de forma y amenazan el sistema. Dolor . Molestia. Incordio. Entonces, debemos mover esa pieza en cuestión e incluso, a veces, desterrarla, al cajón de la ignorancia. Sé que es duro, pero, es nuestro deber, cuando viene un sinsentido, algo que ya no tiene razón de ser. Remodelamos la estructura, sustituimos, recomponemos, si no lo haces, una parte del TODO, o lo que es peor, el TODO en sí, caerá. Es así,son las reglas del juego. El camino es rico y no se sabe hasta qué grado la cima será imposible. Lo cierto, es que todos estaremos intentando construir montañas porque a cualquiera le gusta tocar el polvo brillante de estrellas.

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