jueves, mayo 14, 2020

Frustración

Veintidós de abril del 2020. Una inesperada pandemia había venido a España —el COVID-19. El gobierno había decretado el estado de alarma y ninguno de nosotros podíamos salir de nuestra casa, a no ser que fuéramos a comprar, a la farmacia, al hospital o a bajar a los perros. Había decidido pasar esta desgracia con mi madre: tenía cáncer y vivía sola, aunque dudo que hubiera sido una buena idea. 

—¡Mamá, ya estoy en casa! —anuncié.

Tras sacar los alimentos que había comprado y colocarlos cada uno en su lugar, me di la vuelta para coger una taza de uno de los armarios, cuando escuché un movimiento rápido, casi imperceptible. En un segundo, mamá estaba sentada en la esquina izquierda de la mesa de nuestra cocina americana. 

—Hola, nena —me saludó. Estaba ligeramente girada hacia la pared y apenas levantó la cabeza para mirarme. Entre las manos tenía un vaso con un líquido amarillo.

—¿Qué es eso, mamá?

—Manzanilla

—Pásamela.

Filla, si quieres una manzanilla, hazte tú otra. 

—Pásamela, venga —insistí. 

Ella me miró con más atención y antes de que pudiera arrebatarle el maldito vaso, ya se lo había llevado a la boca. Tragó su contenido con avidez y en dos sorbos. Sentí repulsión. 

—Eso no te cura ¡Despierta, mamá!

Clar que sí: hace menos daño que las medicinas de los médicos. 

—No, mamá, eso no hace nada ¡Pierdes el tiempo!

—Te equivocas, nena. El doctor Sakura dice que la orina me cura el cáncer y, encima es buena para la piel.

—¡Estupideces! ¡Eso es mentira! El doctor Sakura debería estar en la cárcel. Por fi, hazme caso y tómate tus medicinas. 

Apa, al fin he encontrado el tratamiento perfecto: me cura y conserva mi buen aspecto ¡Es la combinación perfecta! Y ¡no pienso renunciar a él! 

Mamá me observó llorando durante unos segundos y apretó los labios, mientras ponía sus ojos en blanco.

—¡Ay! Nena, nena, nena —se lamentó al tiempo que giraba su cabeza hacia un lado y otro y salió de la cocina, seguramente hacia el salón. 

viernes, mayo 08, 2020

Por dos

Llevaba alrededor de cuarenta y cinco minutos mirando aquella película, mirándola sin ver. Desde el balcón observó el mural mudo de la noche con aquellos brazos musculosos acariciando la metálica piel de la baranda. Se encaminó a la habitación y se metió bajo las sábanas uniformes. Ángela sonrió, dejó el libro de Benedetti en la mesita auxiliar y le abrazó la extremidad superior. Sus labios de miel describieron melosos círculos de mimos sobre su piel.

—Te amo, mi preciosa Ángela, mi amor.Eres mi único amor, el amor de mi vida —confesó Marcos.
—Y tú el mío, amor mío —Ángela abandonó el brazo de su marido para rodear todo su cuerpo.

Dos de la madrugada. La música murmuraba la estrepitosa melodía del silencio. Marcos extendió el brazo para alcanzar su móvil.Volumen al mínimo. Se metió en la galería y después en el vídeo y allí apareció Eva; sus manos se deslizaban arriba y abajo sobre su monstruoso miembro, primero lentas, después rápidas; de nuevo, otra vez más lentas. Continuó con cortos lengüetazos sobre el glande para seguidamente, atraparlo entre sus húmedos labios de color carmín. Deslizamientos de manantial. Meandros de placer. La explosión de la lava acrómica de su miembro y finalmente, la tormenta  escandalosa e inmoral que musitaba su clímax al universo.

—Te amo, mi preciosa Eva, mi amor. Eres mi único amor, el amor de mi vida —afirmó casi sin aliento.

viernes, marzo 06, 2020

Inusual descubrimiento


Al fin, había terminado el periodo escolar y Jonathan Felipe consideró que era el momento propicio para arreglar aquel desolado jardín. Bajo la lámpara asfixiante del sol estival, colocó la regadera en el suelo. «¡Estas lindas margaritas africanas darán más vida a mi vida!», pensó. Con paso bailarín y una leve curvatura en sus labios, comenzó el trabajo.

Cuando ya llegó a la mitad de la valla trasera y hundió la pequeña pala azul en la tierra, percibió una variación inusual de su consistencia: en aquel punto resultaba más fácil de remover como si un tipo de animal o persona hubiera escarbado previamente allí. Siguió hundiendo la pala; los granos se deslizaban por ella con la facilidad de la caricia de las gotas de lluvia sobre el cristal. De repente, esta leve fragilidad se vio interrumpida por una discordante dureza ¿Qué es eso? Jonathan Felipe retiró el resto de la tierra.

—¡Pucha! —exclamó con estupor, mientras apartaba la vista del agujero y aguantaba su deseo de vomitar pues, allí mismo descansaba un dedo blanco y fino engalanado con un solitario en el que  se incrustaba un precioso topacio azul.

¿Qué hacer? ¿Coger el dedo? ¿Dejarlo? ¿Llamar a la policía?  Entonces, pensó en Pedro, antiguo propietario de la casa y con el que había trabado una buena amistad. ¡Pucha!  Era un hombre tan agradable,simpático y se había comportado tan bien con él... Él era el perfecto bastón en el que apoyarse, en el que olvidar aquella terrible cuchillada de la infancia que planeaba sobre su vida, impidiéndole ser completamente feliz ¿Sería Pedro un asesino? ¿Debía exponerle a la policía y que lo pasara mal? Finalmente, optó por lo correcto y no tardaron en venir aquellos hombres de ley, recoger el dedo, inspeccionar el resto del terreno y marchar ¡Menudo desastre que armaron! Pero todo servía para saber la verdad.

Tras dos días de absoluto desconocimiento y una red de preguntas que se entremetían en la sutilidad de sus sueños, llamó a la policía.

—Pedro Dueñas es inocente — anunció el agente.

—¿De verdad?

—Verdad

—¿Y qué ocurre con el dedo?

—No te preocupes: el caso está resuelto.

El agente comunicó a Jonathan Felipe que no podía seguir en el teléfono y colgó, sumiéndole en una confusión aún más borrosa. Si Pedro era inocente ¿quién sería el asesino? Y ¿porqué el dedo de la esposa de Pedro estaba en el jardín? Resultaba inverosímil que no continuara la investigación con tan espeluznante hallazgo ¡Menudos agentes de ley debían de ser aquéllos! Jonathan Felipe decidió que Pedro era el que mejor resolvería sus dudas.

Mientras caminaba por el Paseo de la Castellana, los mismos pensamientos se le repetían en la cabeza , como el infatigable «tic, tac» de un antiguo reloj de salón: había expuesto a su amigo a la tensa presencia de la policía y dudado de su inocencia ¿Pedro se lo perdonaría? Ojalá fuera capaz de ello pues, siempre le resultaba extremadamente difícil sobrellevar cada nuevo abandono; bastantes toneladas pesaba ya el de su propia familia cuando él apenas contaba con 5 años y medio. Cada nuevo abandono es un nuevo agujero en el corazón y cada nuevo agujero, un nuevo grito sangriento, lleno de asfixiante dolor que te acerca cada día más a la escalofriante puñalada de un tren que te roba la vida —al menos, así lo vivía Jonathan  Felipe.

Pedro le ofreció una cerveza, que él rechazó con educación.  Ahí se hallaba aquel hombre rechoncho con  camiseta negra y jeans de andar por casa.

—Discúlpame, Pedro, por llamar a la policía.

—¿Fuiste tú? —Entonces, los ojos de Pedro miraron fijamente los de Jonathan como las ventanas de los edificios que ven sin ver y todo él se tornó una estatua.—Así que crees que soy un asesino, ¿no?

—Discúlpame, Pedro. Vi aquel dedo en tu jardín...

—¡Ja,ja,ja! Tranqui, amigo, lo entiendo. Estaba bromeando.

—¿Por qué estaba el dedo en mi jardín?

—Sandra nunca quiso que la incineraran. Ella murió y mi mundo se desmoronó.—Pedro se secó una lágrima fugaz que brotó de su ojo izquierdo. — Me costó cortarle el dedo, pero pensé que valía la pena tener aquella parte de su piel; así, cada vez que la echara en falta desenterraría el dedo, cerraría los ojos y lo rozaría con mi piel. Así, la tendría físicamente durante un tiempo y no solo en recuerdos, fotos o vídeos. Pero enseguida te vendí la casa y se me olvidó llevarme el dedo. No me atreví a pedírtelo ¿Qué ibas a pensar de mí? Así que estaba esperando a que me invitaras a alguna barbacoa o tarde de cervezas para intentar recuperarlo sin que te dieras cuenta. Je,je

sábado, febrero 29, 2020

Por sorpresa



Sonó el interfono y volvió a sonar: dos, tres, cuatro veces. Lidia dormía tan profundamente a su lado que no se enteró de nada. Jesús se levantó de la cama y arrastró los pies hasta el interfono:

—Quién es —preguntó con voz apagada.

De repente, los latidos de su corazón golpearon con fuerza y rapidez su caja torácica como bombas que abren la tierra y despedazan bruscamente personas, animales, plantas y diversos tipos de materiales.

—¿Quién era?—Lidia se removió en la cama, debatiéndose entre despertar o seguir navegando en su deleitoso sueño.

—El cartero, nena— Pero el interfono sonó otra vez.

—Pero... cielo ¿No le habías abierto?

—Sí...

—Anda, cielo, vuelve a la cama.

Jesús obedeció a su compañera y se metió a la cama. Se colocó un cigarrillo de Malboro entre sus finos y pálidos dedos y con las manos temblorosas, se lo introdujo en la boca. Miró al techo. No había pasado un minuto, cuando, esta vez, sonó el timbre.

—¿Es que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para molestar?—protestó Lidia. Entonces, ella se incorporó y agarró las sábanas.

—No, nena —, le detuvo él —, ya voy yo.

Jesús caminó hasta la mirilla. Allí, tras la puerta, estaba Sofía. Rápidamente, la dio la espalda ¿Qué hacía ella aquí?¡Joder! ¡Le dijo que tenía una excursión con los de su clase del SERVEF! Y, ahora ¿qué?

—¿Quién es, cielo?

—Nadie— respondió.

Con escasas zancadas, ya estaba, de nuevo, en la cama. Sentía la acelerada melodía de su corazón que rugía en sus entrañas, arañando su interior, como si quisiera que la liberaran de aquella cárcel de huesos en la que se hallaba presa. Tiró el cigarrillo sin encender al suelo y miró, otra vez, el techo. Sus músculos eran vigas de hierro. Lidia se dio la vuelta y le abrazó.

—¡Quita! —le dijo apartando con rudeza su brazo.

El móvil sonó y miró la pantalla que anunciaba «Sofía». «¡Joder! ¿Pero qué hace ella aquí?» «¿Tenía que venir hoy, la muy jodida?»

—Cielo, pero ¿quién te llama?

—Nada, un amigo.

—¿No le coges?

—No, nena. Vivir este presente contigo es más importante. —Entonces, Lidia le besó en el carrillo izquierdo y se sentó encima suyo.

—Espera, — dijo — creo que he oído un ruido en la puerta.

Abrió las piernas lo que pudo para llegar lo más pronto posible a la puerta de entrada. Allí estaba Sofía que le mandó un mensaje de Whatsapp:

 [16/05/2019 9:29] Sofía: ¿Dónde estás,amor mío?

 [16/05/2019 9:30] Jesús: En casa del Guille

 [16/05/2019 9:31] Sofía: Pues oí un ruido como de unos pasos.

 [16/05/2019 9:32] Jesús: ¡Ay, nena! No seas tan neurótica. Mira, es imposible porque yo estoy con el Guille

 [16/05/2019 9:32] Sofía: Debes de tener razón.

Tras mandarle un copia y pega de la amorosa despedida de la noche anterior y cerciorarse de que Sofía se iba, Jesús regresó a la cama.

—Bueno, cielito, ¿Por dónde íbamos? —preguntó Lidia, mientras se sentó sobre su él. Se subió el camisón hasta la cintura, le desabrochó el pantalón y agarró la fiera de su sexo.Entonces, Jesús notó que sus músculos ya no eran rocas, sino suaves y adormecidas almohadas, pero dispuestas a recibir el placer. Sonrió.

miércoles, enero 17, 2018

Amor real


                                          Autor de imagen: desconocido


Tu pelo: 
 manantial de amaneceres 
o desierto de atardeceres

Tu genio:
Tempestad chirriante
o sol sonriente

Tu abdomen:
montaña de cielo 
o cráter sombrío 

Podría seguir 
con el cuatro-cinco-seis 
pero... qué más da, qué más da
cuando de tu boca nace
el azucarado mar de tu voz
y tus manos son como nidos
de veranos del amor. 

Porque el amor es como la paloma
que se posa en tu balcón: 
calla el grito del invierno
con la eterna flor del amor.

 

lunes, diciembre 18, 2017

Hola, putero (el vídeo viral de internet)

Estimados lectores y lectoras:

Reaparezco esta vez para aportar mi granito de arena con una campaña viral que desde algún tiempo ronda por internet y vale la pena difundir. Trata sobre la prostitución, una práctica que, a costa de la vulnerabilidad, necesidad, inconsciencia y/o engaño de muchas mujeres (sobre todo), las utiliza como si solo fueran pedazos de carne, de usar y tirar. Y sí, la palabra  es UTILIZAR, olvidando que son seres humanos con sentimientos, sueños (o en periodo de formación de ellos) y que una vez tuvieron una identidad, que poco a poco, y de cierta forma, se les va anulando.

Ya escribí y publiqué, en su día, un cuento sobre este tema (que con el tiempo retiré de este blog) y se han escrito y publicado otras historias, canciones... para intentar concienciar. Tristemente, aún sigo encontrándome casos (y sé que, posiblemente, seguirán existiendo) de gente que se aprovechará de estas personas. Y a esta gente yo siempre les mandaré el mismo mensaje: "Señor o señora, si no tiene en este mismo momento, facilidad para tener pareja, mastúrbese, búsquese una muñeca hinchable, un consolador... Pero no haga posible que siga existiendo este utilitarismo despreciable de seres humanos. A lo mejor, a Usted no le satisfacen totalmente estos métodos alternativos, pero como dice el dicho, mejor es el remedio que la enfermedad". Aparte de este triste utilitarismo, tampoco debemos olvidar el riesgo de contraer SIDA (incluso, en ocasiones con preservativo) y no solo eso, sino de propagarlo a otras personas de nuestro entorno que no tienen ninguna culpa de nuestra fechoría, un virus que, según mis fuentes, de nuevo está en auge.

Sé que para muchas personas que llevan a cabo estas prácticas les será más fácil ignorar y/o olvidar que están usando a estas personas como simples objetos e incluso, pensar que la parte utilizada, esa persona que están utilizando de sacapuntas, realmente lo quiere así, no le importa e incluso lo disfruta. Sé que muchos preferirán ignorar que están contribuyendo a que continúe esta lacra, la peor lacra de utilitarismo conocida en la historia. Además, muchos ignorarán los diversos riesgos para la salud (no solo el SIDA, el más grave de todos), pensando "Nunca me va a tocar a mí", pero no lo subestime "amig@". Por mucho cuidado que intente tener ¿Quién le asegura que alguna vez no llamará a su puerta? En fin, sé que muchas personas seguirán actuando de estas maneras o incluso, tratarán de justificar esta utilización despreciable de personas cuando, realmente, no ninguna excusa ni justificación, pero siempre existirá la esperanza de que, con el tiempo, más personas entren en razón y dejen de PENSAR EN ELLAS MISMAS. FOMENTEMOS UN LUGAR DONDE LAS PERSONAS SEAN TRATADAS CON DIGNIDAD Y NO COMO SIMPLES MERCANCÍAS, etc. DEJEMOS DE PENSAR SOLO EN NOSOTROS MISMOS Y EMPECEMOS A PENSAR TAMBIÉN EN EL BIEN DE LOS DEMÁS. CREEMOS UN MUNDO MEJOR.

Ahora, sin más extensión, les dejo con el siguiente vídeo, que vale la pena ver de principio a fin.




lunes, junio 12, 2017

Movimiento y liberación

Imagen de la red


Con-muevo
el arenal de tu cuerpo

Agito
tu bosque de pestañas
que lanzan mar, 
peces, 
agua,
peces que se creían muertos
y que se vuelven semillas.

Y de tu corazón muevo tu lava
y de tu lava, saco tu río
y de tu río, ese sonido
que te mueve por dentro.

¡No te resistas, niño adulto! 
¡Deja al oleaje deambular por tu cuerpo!
Y que de la espuma salga el grito,
y del grito, el escalofrío, 
ese que electrifica el césped
en el que llueve tu alma.

Déjalo, no te resistas
al tornado de tu naturaleza
pues, ¿qué sería del con-mover
si no te mueve por dentro?